La vida da tantas vueltas que nadie sabe dónde estará al día siguiente ni qué le ocurrirá a sus amistades más cercanas. Puede ser fruto de un tropiezo, de un infortunio o calculado, quizá un día te encuentres con que tu mejor amigo se encuentra al margen de la ley por un delito atroz que cometió. Nunca se conoce por completo a las personas, ni siquiera a las que tienes más cerca y creías entender en profundidad.
El dilema que planteamos en el título podría ser el argumento de una novela o de una serie de televisión, pero parte de un hecho que el tuitero Francisco publicó en forma de hilo. Una amistad desde niño con otra persona, el largo camino a la edad adulta compartiendo travesuras, alegrías y penas con ese amigo de toda la vida, descubrir que, por azares del destino, la senda de tu compadre se desvía hacia el lado más amargo truncando la vida de otra persona inocente.
Francisco cuenta su anécdota de manera cercana y desgarradora narrando en primera persona cómo se vio obligado a ayudar al amigo de su infancia.
La anécdota de Francisco nos recuerda lo fácil que resulta perder el control de nuestro destino solo por una mala decisión, por no estar en el sitio y momento correctos o por nacer en una casa regida únicamente por la desidia y la soledad. Solemos escuchar que el éxito se consigue solo con esfuerzo, pero hay quien parte en su busca después de que le hagan la zancadilla nada más comenzar.
Hemos contactado con Francisco y nos ha corroborado la historia. "¿Por qué un niño de 9 años se da cuenta de que otro niño de la misma edad, y que supuestamente tiene las mismas oportunidades, no le va a ir tan bien?", comentaba Francisco. "¿No es que somos iguales? ¿Por qué algunos nacen con el estigma de la pobreza? Pobreza cultural, espiritual, socio-económica, afectiva. La pobreza en toda su extensión". Preguntas complicadas de imposible respuesta.