Desde hace algunos años se ha venido popularizando entre los profesores una actividad productiva para los niños y temida por los padres a partes iguales: compartir un fin de semana en familia con la mascota de la clase. La idea es la siguiente: los alumnos tienen un muñeco al que cuidan entre todos a lo largo del curso y les ayuda a ir asimilando conocimientos mediante el juego. Hasta aquí todo perfecto.
El 'problema' llega los viernes y las fiestas de guardar. La mascota no puede quedarse sola en el colegio (¡¡pero si es un objeto!!) y los pequeños se la van turnando para llevársela a casa. Pero, ojo, no se trata de carretarla al hogar, dejarla en un rincón y devolverla el domingo, no. Toda la familia debe interactuar con ella, hacer planes contando con su presencia e ir sacando fotografías de las cosas que hagan juntos.
Esta terrible experiencia por la que pasan los padres y las madres de media España la ha vivido desde este pasado viernes el tuitero Eugenio d'Ors (@_ra_LA_me) y su irónica forma de relatarlo ha enganchado a miles de personas:
Tras el terrorífico relato, con el que pueden sentirse identificadas buena parte de las familias con hijos pequeños, al llegar el doingo muchos querían saber qué había sucedido con Trapillos (o como diablos se llame) durante el fin de semana. Y sus deseos fueron órdenes:
Maestros del mundo, pensáoslo dos veces antes de hacer pasar a las familias por un fin de semana como este, por piedad.