Hay pocos momentos de mayor tensión en la vida de una persona que cuando tus intestinos deciden que es el momento de expulsar una gran masa de materia oscura y, por las razones que sean, no puedes sentarte felizmente en un retrete a dar rienda suelta a tus problemas de vida interior. Solo así se explica el delirante conflicto que se vivió en un vuelo que iba desde Lima (Perú) hasta Córdoba (Argentina).
Poco antes del aterrizaje un pasajero, en contra de las indicaciones de la tripulación, entró en el baño. Un azafato, decidido a hacer cumplir el protocolo, llamó a la puerta pidiéndole que saliera.
Lo que sucedió después es digno de un episodio de la película Relatos salvajes.
"¿Estás loco? ¡Estoy descompuesto imbécil! ¡Me estoy cagando encima de la diarrea aquella!" es una frase tan memorable que debería ser su epitafio. Y es que no hay nada mejor que un argentino cabreado. Aunque de momento parece que será su declaración a la policía.
Y es que al bajar del avión tuvo que prestar declaración, aunque suponemos que para entonces ya le habían dejado hacer una visita tranquila al señor roca. La aerolínea, por su parte, tuvo que retrasar el siguiente vuelo. Esperemos que a causa de la declaración y no por el estado del baño.