El mapa del tesoro que estuvo en un cajón durante 164 años
En la Jungla. ¿Qué harías si llegara a tus manos una carta con más de siglo y medio con instrucciones para llegar a un tesoro de 1,2 millones de euros?
27 noviembre, 2018 14:19De pequeños todos soñamos con que cayera en nuestras manos un mapa del tesoro que nos hiciese ricos. Luego te haces mayor, empiezas a trabajar y deseas con aún más fuerza que tal cosa ocurriera. Pero no suele ocurrir. O sí.
Oriol Querol -periodista que ya nos sorprendió con el CSI colaborativo para encontrar el dueño de un negativo o el misterio de la Sagrada Familia- relata la sorprendente historia de la búsqueda de un tesoro de 400 onzas de oro que hoy superaría el millón de euros.
Todo comenzó cuando llegó a sus manos una carta con instrucciones para encontrarlo. Le llegó "fue a través de un conocido. Es el biznieto de Magín, el destinatario" explica a EL ESPAÑOL. "Sus bisabuelos no sabían leer, y que seguramente guardaron la carta sin hacerle caso, por eso nadie había hecho nada con la información".
Hasta ahora. Y el resultado es un magnífico hilo digno de convertirse en un documental.
Esta carta contiene las instrucciones exactas para encontrar un tesoro enterrado, con cientos de monedas de oro.
— Oriol Querol (@OriolQF) November 25, 2018
Ha estado 164 años encerrada en un cajón, y jamás se ha investigado.
Hasta hoy.⬇️ pic.twitter.com/LinB3y4PM4
Antes de empezar, un aviso para escépticos: esto NO es una ficción. La carta es real. La descubrí hace tiempo y desde entonces no me la he quitado de la cabeza. Vamos a analizarla para crear el mapa del tesoro. Esta es una transcripción literal. pic.twitter.com/MJXjO29MS3
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Son cuatro páginas escritas a mano. Y empiezan así: “Hacho de Ceuta, 18 de agosto de 1854”. Se trata pues de una carta enviada desde una cárcel. Está dirigida a Sr. Magín y firmada por Manuel Agustín Oliete. pic.twitter.com/Anntp37JeV
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Lo primero: ¿la carta es auténtica? ¿Es realmente de mediados del s.XIX? Se la llevé a un paleógrafo experto. Analizó el papel, la tinta, la caligrafía y el vocabulario, y determinó sin lugar a dudas que la carta es auténtica, de la época: no es una falsificación posterior.
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Tras el encabezado, el cuerpo de la carta comienza con Oliete presentándose. Dice que está cautivo. El Hacho de Ceuta, una fortaleza rodeada de acantilados sobre el mar, era una cárcel. Dice que aunque no conoce a Magín, el destinatario, sabe que es un hombre honrado. pic.twitter.com/MtoHqwtzDx
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Y pasa a contar su historia: dice que en 1848 él era el capitán cajero (el encargado del dinero) “en la facción de Bouhas y Baldrich”, y que fueron “atacados en Selma por las tropas de la Reina, mandadas por Quesada”. pic.twitter.com/N2iPZAx4US
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Lo he comprobado y es cierto. En la Segunda Guerra Carlista, en febrero de 1848, hubo un enfrentamiento en Selma (Alt Camp, Tarragona) entre el grupo de Gabriel Baldrich y el de Genaro de Quesada. Selma hoy está en ruinas, en medio del bosque. Es el primer punto del mapa. pic.twitter.com/YLjAHlgZNv
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Oliete dice que huyó durante el ataque, y que lo hizo cargado -y esto es importante- de una maleta con 400 onzas de oro “y dos repeticiones de lo mismo”. ¿Significa eso que llevaba tres maletas iguales, y que por lo tanto eran 1.200 monedas? pic.twitter.com/xaANVMj0cL
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Consulté con un numismático. La onza de oro era la pieza estrella del sistema monetario borbónico, y hoy tienen un valor medio aproximado de unos 1.000€. Por lo tanto, el valor de todo el conjunto sería como mínimo de 1’2 millones de €. pic.twitter.com/7iLK5Cpjst
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La explicación continúa. Oliete cuenta que huyendo con las monedas de oro, fue a parar a “las fuentes que hay en medio del camino desde el Mas de la Ensendra a vuestra casa”. Las dos casas y las fuentes son elementos clave. Vamos a ubicarlos.
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Primer elemento: la casa del destinatario (“vuestra casa”). Gracias al actual custodio de la carta, descendiente del destinatario, sé que se trata de Mas Pla, una masía que todavía existe. pic.twitter.com/VY6sUdsuDY
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Segundo elemento: el Mas de la Ensendra. Este es más complicado. Busqué por la zona pero no había ninguna masía con ese nombre. Entonces encontré este mapa antiguo, que sí menciona su existencia. pic.twitter.com/XO0xfOWBe0
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Ensendra en catalán puede significar “En Sendra”, algo así como “Sr. Sendra”. Es decir, Sendra sería el nombre familiar. Y se pronuncia igual escrito Sendra o Cendra.
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Y aquí está. Can Cendra. Escrito también Cal Sendra. pic.twitter.com/kt8eeg44yJ
En la fachada hay una fecha: 1746. Eso significa que, cuando se escribió la carta, la masía ya existía desde hacía más de un siglo. Y en los mapas aparece el camino entre ambas casas. Por tanto, encaja. pic.twitter.com/yiYA6C17uB
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Tercer elemento: la fuente. Había que encontrar un lugar entre las dos casas en el que a mediados del s. XIX hubiera habido una fuente. Hablé con los más viejos del lugar, y todos recuerdan una fuente, en este punto, justo en el camino entre las dos casas, y cerca de Mas Pla. pic.twitter.com/omWOzphePH
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Sigue el relato de Oliete: “A poca distancia de las fuentes hay dos o tres encinas, una de ellas más alta que las demás”. Dice que allí, al pie de la encina más alta, preocupado porque le perseguían, decidió cavar un hoyo y enterrar el tesoro. pic.twitter.com/LTJnME72lF
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Llegados a este punto, parecía imposible continuar. Había podido localizar las casas y la fuente, pero encontrar un árbol después de siglo y medio es otra historia.
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Pero entonces, un golpe de suerte. Inmediatamente alrededor del lugar donde un día se encontraba la fuente no hay árboles, pero el más cercano, sorpresa: es una encina. Y no una cualquiera. Es un árbol gigantesco, de 13 metros de altura y 22 de diámetro. pic.twitter.com/Shf6zLkqIt
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Se trata de un árbol catalogado, del que se sabe que tiene varios siglos de edad. Por tanto, no solo estaba allí en 1848, sino que entonces ya era majestuoso. Encaja con la descripción de la carta. pic.twitter.com/nKqSRiub5S
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Pero había un problema. Al lado de la encina hay otra masía. Si esa casa estaba ahí en 1848, Oliete la hubiera mencionado. No se hubiera complicado tanto hablando de las otras dos masías, más alejadas, ¿no?
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Incógnita despejada. En el registro dice que la casa fue construida alrededor de 1900. Por lo tanto, no estaba allí durante la Segunda Guerra Carlista. Este es pues el lugar. Todo encaja. pic.twitter.com/SwYLrT96Qd
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Sigue el relato, y llega el momento clave: el motivo de la carta. Oliete, arruinado y enfermo, le pide a Magín, a quien no conoce, que recupere el tesoro y lo custodie. pic.twitter.com/nc3oW2ZFwl
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Llegados a este punto, hay una pregunta importante que hay que tratar de responder: ¿quién era Manuel Agustín Oliete?
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Oliete dice que huyó a Francia, y que de allí escapó a EE.UU., le reclutó Narciso López, un mercenario que trató varias veces de conquistar Cuba para anexionarla a EE.UU. López fue capturado por los españoles y ejecutado al garrote vil en La Habana, delante de todo el mundo. pic.twitter.com/LRcFZ98thm
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Seguramente Oliete fue detenido con el resto de hombres de López en Cuba, y enviado al presidio de Ceuta. Si esto era así, había un lugar en el que podían tener información sobre este personaje misterioso: el Archivo General Militar de Segovia. Les escribí. Y...
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¡Bingo! Entre los 75.000 legajos del archivo, encontraron el de Oliete, con varios documentos.
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Se llamaba Manuel Agustín Oliete Serrano. Nació en Ariño, Teruel, hijo de José y María. Era labrador. Tenía el pelo negro, ojos pardos. Nariz afilada, cara redonda y poca barba. pic.twitter.com/3W7d4FyCa3
Y ahora viene lo importante para tratar de entender el personaje. Entre otros documentos, encontraron una hoja histórico-penal de 1865. Es una lista de todos los antecedentes, toda la información de que se dispone sobre el confinado en ese momento.
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El primer dato es del 18 de junio de 1850. Oliete fue sentenciado en consejo de guerra en la Habana a diez años de presidio en Ceuta. Pasó años entrando y saliendo de las cárceles de Ceuta y Melilla. pic.twitter.com/TzIskJmAfi
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El 4 de octubre de 1854, dos meses después de escribir la carta, cometió un estupro (violación de un menor). Ya vais viendo al personaje. Le juzgaron y sentenciaron a doce años. Lo último que se sabe es de 1866, cuando le deniegan definitivamente el indulto. pic.twitter.com/mmBUKTbUAr
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Por lo que sabemos, Oliete pasó mucho tiempo en el presidio de Ceuta. Así que leí sobre aquel lugar. Al Hacho de Ceuta iban a parar reos de todo tipo, incluyendo presos políticos de las colonias españolas, como Cuba y Filipinas. Allí estuvo por ejemplo el inca Tupac Amaru.
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Total, que la cárcel tenía presos tan variopintos que aquello acabó convirtiéndose en una especie de centro de I+D del delito. Y había una especialidad muy destacada: el timo.
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Uno de los más famosos era el llamado timo del entierro. Consistía en mandar una carta a alguien fuera de la cárcel, hablándole de un supuesto tesoro escondido… en fin, os suena, ¿verdad?
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Encontré esta otra carta, un ejemplo clásico del timo del entierro, enviada desde Ceuta y fechada solo unas semanas antes de la de Oliete. Hasta la letra se parece sospechosamente. pic.twitter.com/Nj7hgotLUd
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El timo del entierro se hizo tan popular que incluso la prensa de la época hablaba del tema. Hoy en día el fenómeno sigue existiendo, solo que se hace por correo electrónico o redes sociales, y tiene otros nombres, como el timo del nigeriano. pic.twitter.com/YVerH8hOfp
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Así que parece que Oliete trató de timar a Magín. Pero algo no cuadra. La teoría dice que el timador inventa una historia y pide dinero a cambio del mapa del tesoro. Pero Oliete no hace eso. Da todos los detalles del lugar. Y además cuenta la historia real de su vida. ¿Por qué?
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Faltaba un paso. Con toda la información, un equipo arqueológico estudió el terreno alrededor de la encina, usando dos métodos: la inducción electromagnética, que detecta metales como el oro, y el georadar, que detecta alteraciones del terreno, como una antigua excavación.
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El resultado fue inconsistente. Se detectaron objetos metálicos en las inmediaciones del árbol, pero los expertos coincidieron en que se trata de algo habitual cerca de una masía centenaria. Podrían ser latas, cubiertos, piezas de maquinaria, etc. pic.twitter.com/Ul0bkXrEJD
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¿Mi opinión? Con todos los elementos en la mano, creo que es muy posible que se trate de un timo, y que el tesoro jamás existiera.
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O no. Puede que esté equivocado, que se me haya escapado alguna pista, que haya fallado en algún paso, que no haya sido capaz de encontrarlo.
— Oriol Querol (@OriolQF) November 25, 2018
Y que en algún lugar del bosque, bajo tierra, el tesoro siga esperando a ser descubierto.