Con la llegada de Internet, y tras la popularización del streaming de vídeo con la facilidad para que cualquiera suba sus producciones, asistimos a una oleada creciente por ver quién es más estúpido. Los retos virales se han convertido en tendencia o "trending", por lo que basta darse un garbeo por YouTube, Instagram o Twitter para descubrir a los que arriesgan su físico poniéndolo a prueba con mil y una tontadas. Sí, Internet adelantó el proceso de extinción humana, pero eso no significa que décadas antes nuestros antepasados no se divirtiesen llevando su suerte al extremo.
Los retos virales ya se daban mucho antes de que entrasen en nuestras vidas Internet y las redes sociales. Una buena muestra fue lo que se le ocurrió a la Compañía de Ferrocarriles Missouri-Kansas-Texas (conocida como M-K-T o Katy) en 1896. En su día llenó los periódicos locales, hoy habría sido un acontecimiento global con millones de espectadores en vivo a través de YouTube y similares. Porque, ¿quién no querría ver el choque frontal de dos trenes de decenas de toneladas con sus respectivos seis vagones?
Si hoy en día podríamos considerarlo un exceso, para la época fue un acontecimiento sin precedentes. La Compañía de Ferrocarriles M-K-T se encargó de promocionar el acto y de construir todo lo necesario para albergar al público en el área calculada para el choque. Las dos locomotoras se lanzarían una contra la otra colisionando justo en el punto de impacto para entretenimiento de una audiencia que habría pagado por ello. Y no poco: el ticket para el evento, con transporte incluido (en tren, naturalmente), costó 2 dólares. Haciendo el cálculo de la inflación, esa cantidad equivaldría a unos 60 dólares actuales.
Se construyó una línea apartada con una extensión de 4 millas para que circulasen los trenes. Justo a 200 yardas del impacto, algo menos de 200 metros, se situó la zona de espectadores; con gradas construidas a propósito para alojar a oficiales y público con más "caché". Además, 300 policías fueron trasladados a la zona para evitar posibles altercados. La compañía tenía sus razones: 40 000 personas se dieron cita para asistir al acontecimiento explosivo del año. Y sí fue explosivo, sí.
Dos trenes de vapor chocan a máxima velocidad con 40 000 personas a menos de 200 metros
Dado que el evento anticipaba ser espectacular los organizadores le pusieron un nombre tan sonoro como impactante: "The Crush at Crash" (algo así como aplastarse al choque). El nombre guardaba relación con quien organizaba el evento: William George Crush, un agente de pasajeros de la Compañía de Ferrocarriles M-K-T. William y su equipo lo organizaron todo para que nadie de Texas, estado en el que se planeó el choque, se quedase sin la oportunidad de verlo. Como decíamos, vendieron los tickets a 2 dólares de la época.
Cuando llegó el emocionante día del choque, el 15 de septiembre de 1896, la multitud se mantenía de espectadora mientras las dos locomotoras, una roja y la otra verde, avanzaban la una contra la otra a 50 millas por hora, poco más de 80 Km/h. Si te lo estabas preguntando, los maquinistas no se encontraban a bordo de las locomotoras: ambos saltaron cuando pusieron en marcha los trenes.
Una locomotora de vapor con seis vagones avanzando enloquecidas por cada extremo de la vía, 40 000 personas presenciando el choque y toneladas de acero, carbón ardiendo y madera que salieron despedidos en pedazos a tal velocidad que, como estarás imaginando, llegaron hasta los espectadores. La absurda idea del choque de trenes se saldó con dos muertos y al menos seis heridos de gravedad. Dada la época, y el elevado número de espectadores, aún tuvieron mucha suerte.
Una curiosidad que trascendió el acontecimiento fue la marcha de Scott Joplin titulada "La Gran Colisión Crush" (The Great Crush Collision). Esta obra musical se inspiró en la debacle de los ferrocarriles después de que el propio compositor saliera ileso del accidente provocado.