De un tiempo a esta parte están proliferando las conocidas como Fiestas de Bótox, una demostración casera de los beneficios de este tratamiento estético donde se reúne un grupo de amigas para inyectarse mientras se toman unas copas y unos canapés. Todo muy apetecible, vaya. Pero claro, no en todos los casos se cumplen las medidas higiénico sanitarias adecuadas y la cosa acaba fatal, como le ha pasado a la inglesa Rachael Knappier.
Esta joven de 29 años se quedó traumatizada con la hinchazón de sus labios después de que una esteticista le inyectase bótox en casa de una amiga y a punto ha estado de tener consecuencias mucho más graves para su salud. Contó a la BBC que "gritó de dolor" cuando le pusieron el tratamiento y, horas después, su boca estaba tan abultada que tocaba con su nariz. "No sentía la boca y llamé a la esteticista, que me recomendó hielo y antiestmínicos, pero no funcionó", explica.
Una vez en el hospital, los médicos le recetaron un tratamiento pero no le retiraron el producto de sus labios. La chica asegura que estuvo vomitando y temblando, traumatizada, sin salir de casa durante seis días. Finalmente, tuvo que acudir a una clínica privada en Londres para lograr quitarse el bótox y 72 horas después sus labios recuperaron su forma natural.
La doctora que atendió a Rachael, Natalie Boyd, apuntó al mismo medio que la joven habría sufrido una oclusión vascular provocada al inyectarse el bótox "en o alrededor de una arteria o una vena, lo que causa un ciclo vicioso de hinchazón y compresión". La chica ha iniciado una campaña en redes sociales para que este tipo de tratamientos solo puedan ser realizados por profesionales sanitarios cualificados y que nadie más pase por lo mismo que ella pasó.