10 fobias que harán de la Navidad un infierno mayor de lo que ya es
En la Jungla. Hay gente que le encanta la Navidad y que en agosto ya está poniendo el Belén y el árbol. Sin embargo hay otras personas que no la soportan, y si tienes una de estas fobias lo puedes pasar aún peor.
12 diciembre, 2018 13:30El mundo se divide en dos tipos de personas: los que adoran la Navidad y la gente normal, que no la soporta. Esta época del año puede ser un infierno para muchos: hace frío, hay que gastar mucho, en todas las tiendas ponen unos villancicos insoportables y encima estamos condenados a tener que soportar a la familia. Lo que te pasas todo el año tratando de evitar, vamos.
Pero la Navidad puede ser todavía peor si eres una de las personas que sufren fobia -miedo irracional y desproporcionado que puede incluso llegar a causar ataques de ansiedad y de pánico- a alguna de estas situaciones:
Cibofobia, miedo a comer: hay una cosa que en navidad se hace sin parar: engullir como un pato. Que si la cena de empresa, que si la comida con los amigos, que si Nochebuena, Navidad, San Esteban, Nochevieja... básicamente sobre el 15 de diciembre se comienza con el turrón y hasta que el 7 de enero no se ha dado cuenta del roscón de reyes no se para de destruir ese propósito de llevar una vida más sana.
Doronofobia, miedo a abrir regalos: para muchos la única parte buena de la Navidad es que te regalen cosas, incluso aunque sea otro maldito par de calcetines. Pero hay gente que incluso esto se les hace cuesta arriba. En concreto, esta fobia está, por lo general, dirigida a los regalos que vienen de un enemigo o de alguien que no te conoce bien. Como el maldito amigo invisible.
Dendrofobia, miedo a los árboles: se trata de una época del año en la que entras en una casa y te das de morros con un árbol con cosas colgadas que hacen que el gato se vuelva loco. Y sí, hay quien tiene miedo irracional a estos inanimados seres vivos, y no les hace falta ser Saruman.
Selafobia, aversión a los flashes de luz: y hablando del árbol de Navidad, una de las cosas que se les suele poner es lucecitas que se encienden y se apagan hasta la epilepsia. Durante el mes de diciembre, allá donde vas hay lucecitas. No es el mejor escenario para que te te den cosa los flashes.
Ipovlopsychofobia, miedo a que te saquen una foto: tras este peculiar nombre se esconde el miedo a que te saquen una fotografía. En general esta década no ha sido la mejor para sufrirla, pero la Navidad, con esas reuniones interminables en las que siempre hay alguien que quiere sacar una foto del grupo puede hacerse especialmente agobiante. Como para que te regalen un palo-selfie.
Pogonofobia, miedo a las barbas: la Navidad está llena de tipos barbudos. Entre Papá Noel y los Reyes Magos, eso parece un concurso de ositos. La pogonofobia es el miedo a las barbas -que por cierto su incidencia creció en EEUU tras los atentados del 11 de septiembre-. No, no vayas a un centro comercial.
Melofobia, aversión a la música: está demostrado que escuchar el mismo tipo de música durante muchas horas puede causar problemas psicológicos. Navidad, tiempo de villancicos. ¿Vas a recoger a unos niños al colegio? Cantan villancicos. ¿Pones la tele? suena un anuncio con un villancico. ¿Vas a un centro comercial? No vayas a un centro comercial.
Erytrofobia, fobia al rojo: dice una leyenda urbana -falsa- que Papá Noel es rojo debido a un anuncio de Coca Cola, algo que no es cierto. Lo que sí es cierto es que es un color que estos días está por todos lados. Tenerle aversión puede ser peor que tener fobia al amarillo en Cataluña.
Telefonofobia, aversión a los teléfonos: mucho se habla de la nomofobia, el miedo a no poder acceder al teléfono. Sin embargo poco se habla del odio al teléfono. Y es que en estas fechas se convierte en un aparato que solo suena cuando Vodafone te llama para ofrecerte que te cambies de compañía a sonar cada tres minutos porque un familiar te quiere felicitar las fiestas. Bendito modo avión.
Singenesfobia, aversión a la familia: y es que dentro del género humano hay algunos individuos bastante insoportables. Por desgracia, es muy posible que haya una alta concentración de ellos en esa familia que vas a tener que soportar en estos días. Por cierto, la aversión a la suegra tiene su propio nombre: penterafobia.