El comportamiento del ciudadano chino que protagoniza esta historia hace equilibrismo en la delgada línea que separa al romanticismo del acoso y, quizás, esté pisando más el segundo terreno que el primero. El hombre, que vive en Beijing, tiene 26 años y se apellida Sun, ha dejado su trabajo durante 50 días para acudir a diario a la misma librería donde vio a la mujer de sus sueños durante 10 segundos.
Lo que para el común de los mortales hubiese sido el típico cruce de miraditas sin más, para el joven parece que significó un flechazo que está dispuesto a alimentar el resto de su vida. Tanto, que no le importó dejar su empleo, pedir dinero a sus familiares y amigos, y acudir todos los días al famoso establecimiento de 11:00 a 19:00 horas con la esperanza de volver a ver a esa chica con la que, asegura, tuvo una "conexión especial".
Sun explicó que no llegaron ni siquiera a hablar porque la amiga que iba con ella había mostrado interés en él y el joven no quiso herir sus sentimientos. Sin embargo, no se ha cortado a la hora de repartir copias del boceto que ha dibujado con el rostro de su amada a los clientes de la librería para ver si la conocían porque él no sabe su nombre ni su lugar de procedencia. De hecho, podría ser hasta una turista.
Una demanda a la chica de sus sueños
La obsesión -llamémosle a las cosas por su nombre- de Sun le ha llevado a procurar interponer una demanda ante un tribunal local para que la policía diese con su paradero porque le está causando una gran angustia, según su versión. Obviamente, las autoridades le pararon los pies y lo devolvieron al mundo real.
Su historia, que está en boca de medio mundo, ha suscitado reacciones encontradas. Si, por un lado, hay quien dice que Sun es todo un romántico, la mayoría defienden que tiene un problema y que es un "psicópata", hasta el punto que le piden a la mujer misteriosa que no vuelva nunca más por la librería para que no se lo encuentre.