Seguramente, a estas alturas del día, hayas picado o, por lo menos, reparado, en alguna de las inocentadas que los medios de comunicación publicamos cada 28 de diciembre por el Día de los Santos Inocentes. Una costumbre que tiene su equivalencia anglosajona en el April Fools Day que se celebra el 1 de abril.
Aunque todos tenemos más o menos claro que tal día como hoy se conmemora la matanza de los niños menores de 2 años que nacieron en Belén ordenada por el rey Herodes con el objetivo de asesinar a Jesús de Nazaret, a todas luces este episodio da para poca broma. ¿De dónde ha salido, entonces, la tradición de hacerles jugarretas a los demás bajo el pretexto de la inocentada?
Algunos expertos señalaron en su momento que las chanzas de este día tuvieron su origen en los engaños que algunos padres llevaron a cabo para salvar la vida de sus hijos en aquel suceso recogido en los textos bíblicos; pero en los últimos años los historiadores señalan un vínculo a la tradición pagana de los Saturnales.
Un período que abarcaba, aproximadamente, desde el 17 de diciembre hasta el 2 de enero, 15 días de festejos semejantes a los que hacemos por Carnaval donde se alteraba la rutina, se comía una especie de torta con un haba dentro (¿nos suena a algún otro dulce que comamos el día de Reyes?) y a quien le tocaba se convertía en líder por unas horas. Un mundo al revés donde la guasa campaba a sus anchas.
Las inocentadas en la prensa de comienzos del siglo XX
Históricamente, la prensa ha aprovechado este día para salirse de la deseable veracidad que se le presupone para hacer un chascarrillo a sus lectores. Lo cierto es que ahora leemos titulares a lo largo del año que bien podríamos tomar por inocentada. Ya sea porque la realidad de nuestros tiempos supera a la ficción, por la imparable proliferación de noticias falsas o por la presencia de diarios satíricos que el lector no acaba de identificar como tal.
Sin embargo, si pensamos que las inocentadas han nacido con la prensa digital estamos muy confundidos. De hecho, las cabeceras decimonónicas ya las habían incorporado. Echándole verdadera valentía por el peso de la letra en el papel impreso. Si indagamos un poco en la búsqueda de aquellas primeras bromas de la prensa española nos topamos con la hemeroteca del ABC, que fue uno de los pioneros.
Su primera inocentada data de 1905 y, ojo, no es ni mucho menos ligerita. Aseguraban que el viaducto de la calle Segovia, en Madrid, se había hundido e incorporaban incluso un montaje fotográfico para darle más verosimilitud: "A las cuatro y media, cuando nuestro número estaba para entrar en máquina, recibimos aviso telefónico", incidían. Al día siguiente, en un ejercicio de responsabilidad necesario, incorporaban otra nota explicando la broma.
Al año siguiente volvieron a la carga informando de que habían hallado un tesoro al desmontar un obelisco del Paseo de la Castellana: "había monedas de oro y bastantes papeles manuscritos". La consecuencia fue que muchos ciudadanos se presentaron en el lugar a comprobarlo y difundieron el bulo de que, al darse cuenta del engaño, habían apedreado la sede del periódico.
Los redactores parece que le pillaron el gustillo a reírse de sus lectores y en 1907 volvieron a la carga con un fotomontaje a media página de la fachada del Congreso de los Diputados sin uno de los leones: "De madrugada nos da cuenta el teléfono de un suceso inaudito que prueba la audacia de los fieles devotos de Caco", explicaban.
No fue hasta 1912 cuando el periódico se atrevió a llevar su inocentada a portada, con una fotografía del conde de Romanones, por aquel entonces presidente del Consejo de Ministros, cenando con Lerroux, Pablo Iglesias (el que fundó el PSOE y la UGT, no vayamos a confundirnos) y Rodrigo Soriano, todos ellos republicanos y enemigos del primero.
La Gran Guerra tampoco frenó la sátira de las inocentadas en el ABC, que publicó una fotografía falsa de un zeppelin aterrizando en el Casino de San Sebastián: "numeroso público contemplando el zeppellin que aterrizó en la madrugada". La maqueta, que había dispuesto una noticia en la parte superior de la fotografía del nombramiento del nuevo jefe de Estado Mayor del Ejército alemán, hizo el resto.
Las bromas en la televisión pública
Televisión Española ha querido recuperar este viernes algunas de sus inocentadas más memorables tirando de archivo. Para los más jóvenes es especialmente curioso ver a periodistas de la talla de Rosa María Calaf, Luis Mariño o Rosa María Mateo prestándose al embuste sin pestañear.
Por ejemplo, en 1985 el informativo aseguró que el jugador de baloncesto Fernando Romay dejaba las canchas para dedicarse a las carreras de caballos. El por aquel entonces pívot del Real Madrid, al que le sobra sentido del humor, se subió a duras penas ante las cámaras. También recuerdan el día en el que Ángel Nieto se sinceró en una entrevista falsa asegurando que iba a pasarse a la competición en sidecar. El vídeo de las tomas falsas, en el que se suceden los ataques de risa, es oro puro.
En mitad de un informativo emitido el 28 de diciembre de 1989, Luis Mariñas informó de nuevas medidas para frenar las infracciones de tráfico: recibir castigos físicos en plena calle. También otro Telediario, esta vez en 1991, avanzó que Cobi, la mascota de los Juegos Olímpicos de Barcelona, y Curro, la de la Expo de Sevilla, habían firmado un nuevo vino galardonado por el Parlamento Europeo.
Ya en 1996 la televisión pública se vino arriba e hizo todo un Telediario con noticias falsas. Una de las mejores fue la que dio la corresponsal que estaba entonces en Moscú, la gran Rosa María Calaf, quien aseguró que el entonces presidente ruso Boris Yeltsin "ni era ruso ni se llama Boris", sino que había nacido en Ronda. También filtraron que el presidente de EE.UU., Bill Clinton, sería enviado al espacio en el transbordador Macarena.