Sylwia Tabor tiene 32 años, es de origen polaco, vive en Sacramento (California) y hasta hace poco era vegana por convicción. Sin embargo, una araña se cruzó en su camino y su picadura, como si fuera una suerte de Peter Parker del veganismo, le cambió la vida y le hizo volver a comer carne habitualmente.
Su historia la recoge Daily Mail, relatando que Tabor no le dio importancia a aquella picadura que sufrió durante una acampada en julio de 2017 hasta que un mes después empezó a hincharle el grano, situado en la zona de la ingle, hasta alcanzar en poco tiempo el tamaño de un puño.
Ya en el hospital, a la chica le diagnosticaron fascitis necrotizante, una grave infección que se extiende por el tejido subcutáneo. Lograron pararla a tiempo y, posteriormente, usaron piel de su estómago para recomponer los tejidos de la zona afectada. Después de la operación, caprichos del destino, tuvo que realizar una dieta basada en gran cantidad de productos cárnicos.
Tabor afirmó que se sintió mucho mejor e incluso se despertó del letargo en el que se encontraba desde el momento en el que sufrió la infeción. Este mes de enero se cumple un año desde que decidió pasar definitivamente del veganismo: "cuanto más carne me metí, más comprendía que ingerirla es el modo más eficaz de conseguir nutrientes, sobre todo cuando se agregan carbohidratos y verduras en la dieta", dijo.
En cuanto a la cuestión ética, Tabor explica que compra a carne a un granjero local para asegurarse de que "proviene de un buen lugar" y así aplaca las voces que pudieran seguir rondando por su conciencia. Eso sí, la mujer ahora carga contra las semillas y las verduras asegurando que son "antinutrientes" porque interfieren negativamente en la capacidad de absorción del intestino.Toda una conversa.