El Starbucks se ha convertido en una especie de centro simbólico de la vida moderna. ¿Eres un escritor moderno? Tienes que ir allí a escribir con tu MacBook lleno de pegatinas. ¿Eres un emprendedor emprendedor? Tienes que tener tus reuniones allí.
El problema de esto último es que si eres un emprendedor listillo que cree que va a poder torear a un cliente todo el mundo se va a enterar y acabarás protagonizando un hilo de Twitter. Como este crack, que empezó la reunión con esta cara:
Y la acabó con esta:
Así fue su descenso a los infiernos desde un Starbucks mexicano: