A este conductor asturiano la imprudencia le ha salido cara por muchos motivos, pero quizás el que menos esperaba era que su historia se hiciese viral pocas horas después. Ocurría en torno a las diez de la noche de este pasado martes en la ciudad asturiana de Avilés, cuando el hombre iba ebrio al volante y se metió con su coche en una zona peatonal.
Pero no, no se trataba de una calle sin más, sino que llegó a bajar unas escaleras hasta el paseo del río Magdalena y lo recorrió durante algunos metros hasta que su estrechez hizo que el turismo, un Volkswagen Golf de color rojo, se quedara encajonado y no pudiese avanzar ni hacia delante ni hacia atrás.
El extraño suceso lo recoge en sus páginas El Comercio, explicando que la Policía se personó en el lugar minutos después y le practicó la prueba de alcoholemia. El hombre dio 0,69, a punto de triplicar la tasa máxima legal permitida de 0,25. Al hombre, de 40 años y vecino de Gijón, no se le ocurrió otra cosa mejor que intentar escurrir el bulto de la manera más cómica.
Así, le explicó a los policías que había llegado hasta el lugar siguiendo la ruta indicada en su GPS, así que si alguien tenía la culpa de lo que había pasado no eran las copas, sino el Google Maps. Los agentes, obviamente, abrieron diligencias contra el hombre por conducir bajo los efectos del alcohol.