La compañía aérea Aeroméxico ha lanzado una campaña publicitaria que no ha dejado indiferente a nadie. A la mayoría le parece una genialidad, pero también hay, como suele ocurrir, a quien le parece una grave ofensa. El anuncio, materializado por la agencia Ogilvy, juega con la paradoja de que Estados Unidos es el destino más escogido para los viajes de los mexicanos, pero no así a la inversa. Deslizan, además, que detrás de esta falta de atractivo hay un profundo desconocimiento y una cuestión de racismo.
Pero lejos de quedarse en el análisis, la campaña busca ponerle una solución a la situación. Así, acuden a un típico pueblo de Texas y comienzan a sondear a sus vecinos: ¿estarían dispuestos a viajar a México? Las reacciones son contundentes. "De ninguna manera" o "déjenme estar aquí en paz. Que esa gente se quede de su lado de la frontera" son algunas de las respuestas. Eso sí, aseguran que son amantes de los burritos y el tequila, pero que no les gusta el país. Olé.
Sin embargo, las cosas cambian cuando se les ofrece un descuento para viajar hasta allí. Una rebaja en el precio de los billetes que varía en función del porcentaje de ADN mexicano que tengan los entrevistados. Unos números que llegan incluso al 22 %, cifras que sorprenden a los estadounidenses porque no esperaban tener raíces mexicanas. ¡Sorpresa!
La compañía asegura que practicó análisis en varios estados del sur y el 54 % de las personas han dado muestras de orígenes mexicano. La agencia explica que el objetivo de la campaña es poner el foco en que las fronteras no existen y demostrar que "para muchas personas México no es solo un lugar del otro lado", sino parte de sus raíces, aunque no lo sepan.