Inge Ginsberg no ha tenido lo que no entiende por una vida corriente. A sus 97 años en su curriculum tiene trabajos como escritora y periodista, que pueden tener su encanto pero no son exactamente una cosa superemocionante a menos que vivas en una serie de televisión.
Sin embargo, habiendo nacido en Viena el 27 de enero de 1922, uno puede darse cuenta de que el mayor conflicto armado de la historia de la humanidad le pilló de pleno. Siendo ella de orígenes judíos, todavía más. Su padre acabó en el campo de concentración de concentración de Dachau aunque finalmente pudo huir hasta Inglaterra. Su madre logró huir a través de los Alpes hasta Suiza con ella y su hermano.
Espía en la II Guerra Mundial
En Lugano comenzó a trabajar en Villa Westphalsd como ama de llaves, una vila diplomática bajo el control del servicio de inteligencia americano con el fin de espiar a oficiales alemanes. Allí, además, participó en el contrabando de armas para la resistencia italiana, así como en el traslado de heridos a Suiza. También participó en la Operación Amanecer, unos contactos secretos entre Estados Unidos y Reino Unido para negociar la rendición alemana.
Durante estas operaciones conoció a quien sería su primer marido, Otto Kollman, un pianista. Junto a él comenzó una carrera musical como compositora, que incluso le llevó a trabajar para Hollywood, aunque no encajaron en EEUU y volvieron a Europa.
De Eurovision al Death Metal
Se separó, se casó dos veces más, trabajó como periodista y escritora. Y entonces decidió comenzar una segunda carrera musical. Primero presentándose a Eurovision como representante de Suiza en 2014 con una canción sobre el suicidio juvenil que no pasó de la ronda preliminar.
Luego, con 93 años, decidió que lo mejor era dedicarse a cantar death metal. "No puedo cantar, no soy capaz de llevar el ritmo. Así que el heavy ya me va bien, porque solo tengo que leer las letras", ha explicado a Bored Panda.
Y así se convirtió en cantante de death metal. Con esta canción trató, de nuevo, de presentarse a Eurovison. Por desgracia no llegó. También han participado en programas como Got Talent.
Visto lo visto, con 98 años todavía puede subirse al carro de Elon Musk e irse a colonizar Marte...