La ciudad italiana de Cremona, situada en Lombardía, le ha declarado la guerra a los ruidos hasta el próximo 9 de febrero por una insólita causa: un proyecto musical que busca grabar de la forma más exhaustiva posible el sonido de varios violines Stradivarius que se conservan en su Museo del Violín. Para ello, Ayuntamiento y vecinos colaboran en la misión de guardar silencio alrededor del lugar donde se está llevando a cabo la grabación.
El proyecto se ha bautizado como Banco de Sonido y su objetivo es preservar uno de los sonidos más icónicos de cuantos ha creado el hombre, el de cuatro violines firmados entre los siglos XVII y XVIII por la familia italiana Stradivari, la del luthier Antonio Stradivari, el más famoso artesano musical de la historia nacido en Cremona en 1644. Así, recopilarán una amplia base digital de grabaciones de todos los tonos posibles.
También recogerán los sonidos de otros instrumentos, una viola y un violonchelo, fabricados por dos famosos luthieres de la ciudad, Amati y Guarneri del Gesú. Para lograr la máxima pureza en las grabaciones y evitar cualquier ruido no deseado, el alcalde de Cremona, Gianluca Galimberti, ha instado a vecinos y turistas a evitar todo tipo de barullo, como dejar caer cosas al suelo o hablar en un tono alto.
32 micrófonos para registrarlo todo
Aunque parezca casi imposible guardar silencio en una ciudad de más de 70.000 habitantes, parece que se lo han tomado en serio y, por lo de ahora, el proyecto marcha viento en popa. Las calles empedradas que rodean el auditorio del museo, donde están los músicos realizando las grabaciones, se han cerrado durante las cinco semanas de trabajo para evitar vibraciones externas que los micrófonos altamente sensibles pudieran captar.
Tampoco está funcionando el sistema de ventilación del edificio ni los ascensores y, además, también se han desenroscado bombillas para evitar zumbidos. Mientras, en el interior, cuatro músicos tocan los instrumentos mientras 32 micrófonos lo recogen todo. El ingeniero de sonido alemán que está al frente del proyecto, Thomas Koritke, aseguró a The New York Times que es "un desafío físico y mental para ellos".
"Tendrán que tocar cientos de miles de notas y transiciones individuales durante ocho horas al día, seis días a la semana, durante más de un mes", explicó, añadiendo que llegar hasta aquí no ha sido nada fácil: "Llevó años convencer al museo para que nos permitiera usar los instrumentos de cuerda de 500 años de antigüedad". Después tuvieron que encontrar a los músicos adecuados, que no solo fuesen unos virtuosos sino que también conocieran los instrumentos.
Hacer inmortal al mejor instrumento jamás creado
Otro de los ingenieros, Mattia Bersani, avanzaba al medio estadounidense que los sonidos guardados en la base de datos podrán manipularse después con un software y producir nuevas grabaciones si el tono de los instrumentos originales se degrada. Así, los músicos podrán, en un futuro no muy lejano, "grabar una sonata con un instrumento que ya no funciona" y se logrará mantener viva para siempre la música de los Stradivarius.
El responsable del Museo del Violín de Cremona, Fausto Cacciatori, incide en que, a pesar de que cada instrumento tiene "su propia personalidad", sus sonidos "cambiarán inevitablemente" con el paso de los años e incluso podrían perderse, así que el Banco de Sonido parece llegar justo a tiempo. "Es parte de su ciclo de vida. Los preservamos y los restauramos, pero después de que alcanzan cierta edad se vuelven demasiado frágiles para tocarlos y "se van a dormir", por decirlo de alguna manera".
En palabras de Leonardo Tedeschi, uno de los impulsores del proyecto, "el Banco permitirá que mis nietos escuchen cómo sonaba un Strad. Estamos haciendo inmortal el mejor instrumento jamás creado". De los 1.200 violines que fabricó Stradivarius se conservan unos 600, 18 violas y 63 violonchelos. El mejor grupo de instrumentos de cuarteto de cuerda del mundo, la colección Stradivarius Palatinos, se encuentra en el Palacio Real de Madrid.