En principio los vampiros no existen, pero eso no quita que no haya gente que se crea uno. Total, hay gente que se cree que es Napoleón. Claro que hay un problema cuando te crees una criatura que básicamente e alimenta de sangre humana, algo que la gente se suele molestar si le intentas quitar. Así que tienen que recurrir a formas un poco distintos.
Logan y Daley South son dos vampiros de Texas, casados, pero poliamorosos. En una entrevista Mirror han explicado que necesitan la energía humana, en forma de sangre o de energía psíquica o sexual, para mantenerse sanos. Así las cosas, la parte sexual es fácil de ver cómo la van a lograr, la psíquica se lo pueden inventar, lo cual la duda de la sangre.
Pero vivimos en una época fascinante y cualquiera puede dar rienda suelta a sus fantasías más loquers con una simple búsqueda en Google. Así que no es de extrañar que hayan encontrado gente dispuesta a donar unas gotitas de sangre a la pareja.
Ella -de 31 años- insiste que no hay nada sexual en esto, que es simplemente una cuestión alimenticia. De vez en cuando se encuentra baja de energías y llama a su donante, Ilona. "Ni siquiera me gusta cómo sabe la sangre, me parece muy inconveniente tener que beberla de forma regular", explica.
Para su marido, en cambio, sí hay un fuerte elemento sexual. "Al fin y al cabo es alguien que te toma".Utilizan un dispositivo para diabéticos para extraer un poco de sangre de su donante y luego proceden a tomarse "la cantidad justa". Explican que siempre les gusta conocer a sus donantes, y cada seis meses les piden que se realicen un análisis para asegurarse que no tienen ninguna enfermedad -por lo visto los vampiros pueden contagiarse-.
Llevan en una relación poliamorosa desde hace siete años, cuando se conocieron. Él estaba con alguien y ya vivía así, y fue muy claro con ella. "Nunca lo había intentado, pero como él me gustaba pensé que por qué no intentarlo", explica Daley. Se casaron en 2016, autoproclamándose Rey y Reina de la Corte Vampírica de Austin. El vídeo de su boda encaja bastante:
Sin embargo ambos ya eran vampiros desde antes de que sus vidas se cruzasen. La primera vez que ella bebió sangre estaba en clase de inglés cuando comenzó a sentir una intensa sed. "Fui hasta la fuente y comencé a tragar agua", pero la sed no pasaba. Entonces se encontró con un amigo que le estaba ayudando con "el despertar", sacó una aguja y le dio sangre. La sed desapareció al momento. Él, por su parte, bebió sangre por primera vez a los 15 años, en una experiencia que describe como "empoderadora". Además, solo pasa una hora a la semana al sol. Al menos podría vivir en el País Vasco.