Los entierros son momentos muy delicados, mucho más que los velatorios o los funerales. Ver el ataúd bajar es, para muchos, el momento en el que se dan cuenta de que no van a volver a ver a esa persona nunca más, el momento de la reacción ante la pérdida. Por eso que algo vaya mal puede ser muy trágico. Y un poco cómico si lo ves con cierta distancia.
Esta escena tuvo lugar en Pampas, Perú. Todo parecía ir bien -todo lo bien que podía ir un entierro-, con los operarios bajando la caja a la tumba, cuando uno de ellos quiso pasar de un lado a otro del hoyo. Sin embargo su capacidad de salto no sería la de Super Mario y acabó aterrizando sobre la caja con catastróficas consecuencias.
Al caer el hombre sobre el ataúd, los otros operarios no pudieron controlarlo y acabó de lado, rompiéndose, abriéndose la tapa dejando al pobre fallecido al aire para desgracia de los familiares. Eso sí, la banda de música, como la del Titanic, no dejó de tocar.
La cosa casi se puso peor cuando lo tratan de arreglar, con el ataúd abriéndose definitivamente y volviendo hasta arriba con la fallecida al aire. Hay películas de zombies que empiezan así. Por suerte, los operarios lograron arreglar el destrozo, por lo que el entierro pudo terminarse sin más problemas.