La lección de Carmen Maura en el teatro a una espectadora impertinente
En la Jungla. La mala educación de algunos espectadores puede arruinar la experiencia de todos, especialmente en el teatro.
12 febrero, 2019 02:52Noticias relacionadas
La gente puede ser increíblemente maleducada en el cine. Hablando, respondiendo al teléfono, escribiendo WhatsApps más largos que el Quijote o comiendo palomitas como patos en un abrevadero. Pero "al menos" en el cine la gente solo molesta a los espectadores que tienen cerca, mientras que en el teatro puede ser mucho peor, afectando a los actores y alterando completamente la experiencia de la obra.
Guillem Clua, dramaturgo autor de La Golondrina -y que ya tuvo un gran éxito con el hilo sobre la tumba en la que están enterrados dos soldados- narró en Twitter una experiencia de estas que te llevan al borde del homicidio. Tuvo lugar el pasado viernes y él pudo ver pronto que la cosa no iba a ir bien:
Ayer asistí al bolo de #LaGolondrina en el Teatro Buero Vallejo de Alcorcón y tuve una de esas experiencias terroríficas que no le deseo a ningún compañero y aún menos a los actores que están en el escenario. 👇
— Guillem Clua (@guillemclua) 9 de febrero de 2019
La cosa ya empezó a pintar mal cuando durante la entrada de público una señora irrumpió dando aspavientos y llamando a grito pelado a sus acompañantes. ¿DÓNDE ESTÁIS? ¡EH! ¿DÓNDE ESTÁIS? Vamos, un #LOCAALERT en toda regla.
— Guillem Clua (@guillemclua) 9 de febrero de 2019
La función estaba a punto de empezar y la entrada de la loca no pasó desapercibida a los 800 espectadores ya presentes. La mala suerte quiso que sus acompañantes estuvieran sentados justo en el centro de una fila, que se levantó para permitirle el paso.
— Guillem Clua (@guillemclua) 9 de febrero de 2019
Convertida en el centro de atención, la señora se creció como un verdadero personaje de La Cubana y no se calló hasta que se apagaron las luces del teatro. La función dio comienzo y entonces ocurrió LO IMPENSABLE.
— Guillem Clua (@guillemclua) 9 de febrero de 2019
Carmen Maura y Félix Gómez acababan de salir al escenario, empiezan a decir sus diálogos Y NO VA LA LOCA Y SE PONE A GRITAR: ¡NO SE OYE! ¡QUE NO SE OYE! Y todo el teatro tal que así: pic.twitter.com/Hv17n9jWON
— Guillem Clua (@guillemclua) 9 de febrero de 2019
"Me quise morir" explica Clua a EL ESPAÑOL. "Mi primer pensamiento fue para los actores. Esperaba que no lo hubieran oído, pero lógicamente se dieron cuenta porque la mujer gritaba mucho".
Huelga decir que yo estaba sentado junto a la cabina al final de la sala y se oía perfectamente. Carmen y Félix intentaron ignorar sus gritos y siguieron con la escena, pero al cabo de unos segundos... ¡QUE NO SE OYE!
— Guillem Clua (@guillemclua) 9 de febrero de 2019
Y en ese momento los actores se paran. pic.twitter.com/DeSBPZHb1J
— Guillem Clua (@guillemclua) 9 de febrero de 2019
Y yo pienso: ya está, no van a seguir. No se puede continuar una función con una puta loca en el público que grita a los actores. Si Carmen y Félix se largan del escenario LO ENTIENDO PERFECTAMENTE.
— Guillem Clua (@guillemclua) 9 de febrero de 2019
"Algo así descoloca a un actor de tal manera que es muy difícil que pueda seguir con la función en condiciones", cuenta. Llegó a temer "que la función se detuviera o incluso que se cancelara. Habría entendido perfectamente que pasara eso. Sé que en ese mismo teatro la semana anterior pasó algo similar con la Fedra de Lolita. Y en una ocasión el actor José María Pou interrumpió la función para dirigirse a una mujer que había respondido el móvil en platea. Pero el problema no es solo de Alcorcón. Ese comportamiento tiene lugar a lo largo y ancho de nuestra geografía, por desgracia".
Sé que esa misma idea está pasando por su cabeza en esos segundos INTERMINABLES en los que hay que tomar una decisión. Mientras tanto, medio teatro está pidiendo a la loca que se calle.
— Guillem Clua (@guillemclua) 9 de febrero de 2019
En la cabina técnica cunde el pánico y ponen los micros al máximo, la señora NO SE CALLA y yo tengo que controlarme para no estrangularla, porque PRISIÓN PERMANENTE REVISABLE.
— Guillem Clua (@guillemclua) 9 de febrero de 2019
Y en ese momento es cuando Carmen Maura y Félix Gómez demuestran que están hechos de otra pasta, respiran hondo, se miran, se dan fuerza y retoman la escena.
— Guillem Clua (@guillemclua) 9 de febrero de 2019
"Estaban muy disgustados, porque tenían la sensación de que por culpa del incidente el resto de espectadores no pudo disfrutar de la obra como se merecían. Ese es el problema principal de esa clase de espectadores: estropean la experiencia de todos por su egoísmo, su mala educación y su falta de empatía".
No os podéis imaginar lo que eso significa para un actor. Enfrentarse a 90 minutos de una función tan compleja como #LaGolondrina tras algo así es una tarea hercúlea. Y ellos lo hicieron con una templanza excepcional.
— Guillem Clua (@guillemclua) 9 de febrero de 2019
La loca no abrió más la boca, afortunadamente. Al parecer el volumen de los micros nivel SE OYEN LOS JUGOS GÁSTRICOS DE LOS ACTORES era aceptable para ella.
— Guillem Clua (@guillemclua) 9 de febrero de 2019
Al terminar la función, la mayoría entendieron la gravedad del asunto y el esfuerzo titánico de los actores y les recompensaron con una ovación en pie. La loca salió con sus amigos entre risas.
— Guillem Clua (@guillemclua) 9 de febrero de 2019
Quise acercarme a ella, pero unos amigos se acercaron a saludarme y le perdí la pista. Por suerte, porque os juro que no habría respondido de mis actos. pic.twitter.com/1KMhYe0FLK
— Guillem Clua (@guillemclua) 9 de febrero de 2019
¿Y lo más grave sabéis qué es? Que eso no es anecdótico. Es muy habitual que la gente vaya al teatro y se comporte como si estuviera en su puto salón, que trate a los actores como si fueran bufones a su servicio y no tengan la más mínima empatía.
— Guillem Clua (@guillemclua) 9 de febrero de 2019
Y eso va por los que no apagan los móviles, por los que responden llamadas durante la función, por los que comentan la acción en voz alta, los que comen, los que tosen y los que entran y salen del teatro sin ningún tipo de respeto.
— Guillem Clua (@guillemclua) 9 de febrero de 2019
Por eso os digo a todos: si en un teatro os comportáis como si hubierais sido criados por lobos, QUEDAOS EN VUESTRA PUTA CASA. No sois conscientes del daño que hacéis a los actores y al resto de espectadores que, al contrario que vosotros, sí tienen educación.
— Guillem Clua (@guillemclua) 9 de febrero de 2019
Dicho esto, solo quiero subrayar mi más absoluta admiración a Carmen y Félix. Sois lo más. <3
— Guillem Clua (@guillemclua) 9 de febrero de 2019
Por desgracia este tipo de actitudes son más comunes de lo que deberían. "Gente gritando a los actores, entrando y saliendo del teatro sin contemplaciones, comiendo, respondiendo llamadas, consultando WhatsApps, hablando en voz alta, comiendo, tosiendo sin contemplaciones, llevando a bebés al teatro... Son tantas las faltas de respeto que he presenciado o que me cuentan los compañeros, que he perdido la cuenta. Es muy preocupante que haya espectadores (cada vez más) que se comportan como si estuvieran en el salón de su casa en un teatro".
¿Lo peor que le ha pasado? "En una ocasión una señora se levantó de su asiento y cruzó el escenario en plena representación de una obra mía para ir al baño. Y después volvió a hacer lo mismo para volver a su asiento. Los actores no daban crédito..."
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