En España nos hemos acostumbrado a que oír hablar a nuestros políticos en inglés sea una experiencia tragicómica, solo hay que recordar a Zapatero o el "is very difficult todo esto" de Rajoy. Por eso, ver a uno hablar el idioma de Shakespeare sin destrozarlo nos resulta a estas alturas una especie de experiencia religiosa.
Antes de que comenzase el juicio contra los líderes independentistas, Iván Espinosa de los Monteros explicó a los medios en inglés la postura de la acusación particular que ejerce su partido. Y lo hizo en un inglés aparentemente espléndido -no es para menos, ya que vivió, estudió y trabajó en EEUU-:
Y más tarde lo hizo en un igualmente impresionante francés:
Pero lo que aparentemente era un inglés impoluto, al realizar un análisis un poco más profundo se volvía menos impoluto. Y es que una cosa es dominar una lengua, y otra muy distinta es conocer un lenguaje tan específico como el jurídico. Y es ahí donde el discurso hacía aguas.
Las palabras usadas existen en inglés, pero no como figuras jurídicas, o usadas en un contexto equivocado, casi como si lo hubieran sacado de una película de juicios, tal y como explicó en Twitter el periodista Daniel J. Ollero:
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