38 minutos y 500 bombas: así fue la guerra más corta de la Historia
En la Jungla. El 27 de agosto de 1896 las fuerzas del Imperio Británico se enfrentaron a las del sultán de Zanzíbar. En menos de una hora, la guerra terminó.
13 abril, 2019 02:23Noticias relacionadas
Faltaba una hora para que expirase el ultimátum que los británicos habían enviado al sultán de Zanzíbar -autoproclamado unos días antes, tras la muerte súbita de su tío-: debía abandonar el palacio con sus hombres antes de las nueve de la mañana. Tres cruceros y dos buques británicos estaban en el puerto con el palacio real a tiro. Un mensajero del sultán trató de organizar un encuentro con el cónsul Basil Cave, pero los británicos únicamente acudirían al encuentro si el sultán aceptaba su ultimátum.
A las 8.30 llegó la respuesta del sultán: "No tenemos intención de bajar nuestra bandera y no creemos que vayáis a abrir fuego sobre nosotros". "No queremos abrir fuego, pero a menos que hagáis lo que os hemos ordenado, lo haremos", fue la respuesta de Cave. A las 8.55, sin haber recibido respuesta, el general Lyod Mathews ordenó prepararse para el combate. A las 9.02 el HMS Racoon, el HMS Sparrow y el HMS Thrush abrieron fuego.
500 bombas, 4.100 cartuchos de ametralladora y 1.000 cartuchos de rifles después, a las 9.40, el complejo palaciego estaba en llamas, la artillería del sultán había enmudecido, su único barco fue a parar al fondo del puerto y su bandera se habían derrumbado. La guerra había terminado.
Una isla entre potencias europeas
Zanzíbar es una isla situada a 40 kilómetros de la costa de Tanzania -a la cual pertenece actualmente-. Desde 1698, la isla había pertenecido al sultanato de Omán, hasta que se independizó en 1861, creando el sultanato de Zanzíbar. En los siguientes años, llegó a controlar una parte importante del negocio en esa zona de la costa de África, llegando incluso a extender sus redes hasta el Congo.
Pero sus intereses pronto chocaron con los de las potencias europeas que, poco a poco, comenzaron a comerle terreno. A pesar de que el sultán Khalifah ibn Said reconoció que los territorios de Tanganica formaban parte del Imperio Alemán, hubo varios enfrentamientos armados entre los alemanes y la población local, algo que contrastó con las buenas relaciones que tuvieron con el Imperio Británico, y el 1 de julio de 1890 la isla se convirtió en un protectorado británico, el Imperio teniendo derecho a veto sobre el nombramiento de los futuros sultanes.
Una parte de la población árabe no vio con buenos ojos el creciente control británico, especialmente por la intención de los europeos de abolir la esclavitud en la isla.
La súbita muerte del sultán
Eran las 11.40 del 25 de agosto de 1896 cuando el sultán Hamad ibn Thuwaini murió de forma súbita. Su sobrino, Khalid ibn Barghash, tardó poco en aparecer en el palacio y proclamarse sultán. Ya había intentado hacerse con el trono tres años antes, tras la muerte de Alí ibn Said, pero una velada amenaza del cónsul británico hizo que se lo replantease.
El cónsul Basil Cave -que apostaba por otro candidato, Hamud bin Muhammed, con quien pensaba que sería más fácil trabajar- volvió a avisarle de que valorase las consecuencias que podían tener sus acciones, pero esta vez en vez de echarse atrás comenzó a reunir tropas en el palacio: casi 2.800 hombres armados, casi todo civiles, pero contando también con 700 soldados zanzíbares. Contaba también con un par de metralletas, doce piezas de artillería y un cañón. En el puerto, contaba con una corbeta de madera, la HHS Glasgow.
A lo largo del día 26 el crucero protegido HMS Saint George, el buque insignia de la flota en África, llegó desde Ciudad del Cabo junto al HMS Racoon, uniéndose a las naves que ya estaban en la isla, el Trush y el Sparrow y el crucero protegido HMS Philomel. 150 fusileros marinos desembarcaron en el puerto, uniéndose a los cerca de 900 soldados zanzibaríes que se quedaron en el lado británico -pese a las dudas de los mandos coloniales sobre su lealtad, que resultaron infundadas-.
Los barcos mercantes y parte de la población fueron evacuadas. Ese día llegó un telegrama a los mandos británicos: "Están autorizados para adoptar cualquier medida que consideren necesaria y serán apoyados por el gobierno de Su Majestad. Sin embargo, no tomen ningún rumbo de acción que no estén seguros de poder completar con éxito".
Basil Cave trató de negociar sin éxito con Khalid, por lo que el contraalmirante Harry Rawson envió su ultimátum, que vencía a las 9 de la mañana del día siguiente. Aquella noche, el cónsul Richard Mohun -uno de los intermediarios en las fallidas conversaciones- escribiría que "el silencio que cayó sobre Zanzíbar era espantoso".
La huida del sultán
Cuando los británicos abrieron fuego, cerca de 3.000 personas se encontraban en el palacio, incluidos los soldados, los sirvientes, los esclavos y el personal del sultán. Cerca de 500 personas murieron durante el bombardeo. Hubo pequeñas escaramuzas en las que resultó herido un único británico -grave, pero se recuperaría- y el Glasgow fue rápidamente hundido cuando atacó al Saint George.
Según un corresponsal de Reuters, el sultán huyó junto a todos los líderes árabes con el primer tiro, aunque otras fuentes indican que permaneció más tiempo. En todo caso, acabaría refugiándose en el consulado alemán junto a unos cuarenta seguidores. A pesar de las peticiones británicas, los alemanes se negaron a extraditarle. Permanecería en el consulado hasta el 2 de octubre, cuando finalmente se marchó a la África Oriental Alemana a bordo del navío germano SMS Seeadler. Años más tarde, fue capturado durante la Primera Guerra Mundial y exiliado a la isla de Santa Elena, aunque más tarde podría volver a África y murió en Mombasa en 1927.
La guerra supuso el fin de Zanzíbar como un país independiente. La misma tarde de la guerra Hamud fue nombrado sultán aunque era poco más que un títere al que los británicos mantuvieron simplemente por ahorrarse los costes de administrar la isla como una colonia.
La guerra anglo-zanzibariana es considerada la más breve de la Historia, durando 38, 40 o 45 minutos, según la fuente. Esta variación depende de en qué momento se considere que comienza la guerra, cuando se dio la orden de abrir fuego al terminar el plazo del ultimátum a las 9.00 o con el primer disparo, a las 9.02. También hay discusión con cuándo se efectuó el último disparo, variando entre las 9.40 y las 9.45. Otros toman como referencia la entrada de Khalid en el consulado alemán a las 9.35.
En todo caso, está claro que Khalid cometió un error fatal al no creer que los británicos iban a abrir fuego sobre su palacio.
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