Tras la debacle de la izquierda madrileña traducida en el adiós de Manuela Carmena, las redes sociales se han llenado de lamentos desde que finalizó el escrutinio. Miles de personas rasgándose las vestiduras por perder a "la mejor alcaldesa que ha tenido Madrid" y, dándole las gracias por sus cuatro años de mandato, han conseguido que su nombre ocupase varias veces la lista de trending topic.
De hecho, la reacción ha sido tan contundente que muchos no han podido evitar hacerse una pregunta que lleva planeando desde entonces: "¿Si toda esta gente la hubiese votado no seguiría al frente de la Alcaldía?". Lo que sí parece obvio es que los votantes de izquierda se han desentendido en estas elecciones municipales. Si en los comicios generales se registraba una participación de récord, esta vez parece que la resaca ha podido más que la urna.
Bajo esa premisa, el cómico Ignatius Farray ha lanzado una sesuda reflexión en el programa radiofónico La Vida Moderna que comparte en La SER con Quequé y David Broncano. "¿Por qué esto no pasó en las generales? Porque la izquierda se movilizó; pero la izquierda no está para movilizarse siempre", comienza una reflexión que se ha visto en Twitter más de 289.000 veces.
Led Zeppelin VS Orquesta Maracaibo
Ignatius afirma que la participación en los comicios estatales logró "frenar el avance de la derecha y que la izquierda se mantuviera dignamente", algo que esta vez, al menos en Madrid, no ha pasado. "Los votantes de izquierda son como Led Zeppelin: se creen los mejores, porque lo son; se creen elitistas, porque tienen un nivel moral superior al de los demás, y están para reunirse una vez al año para demostrar a todo el mundo que son los mejores. Y nos movilizamos un día. Y, claro, ese día en Wembley, y lo grabamos en DVD para luego venderlos".
Al otro lado del ring estarían, según Ignatius, los votantes de la derecha, que son "la Orquesta Maracaibo" -que, por si alguien lo dudaba, existen en la vida real-: "Llegan a un pueblo, la semana que viene a otro... (...) Le preguntas al cantante, '¿te gusta lo que cantas?' y te dice que no, que no es su gusto, pero se apunta. No les gusta pero ahí están, currando todos los fines de semana", observa, añadiendo que "hay que cambiar algo, el futuro de la izquierda está en intentar cuajar esto".
Ignatius termina su alegato contando la historia del punky de su pueblo, El Plásticos, un tipo que se escucha a los Clash, a La Polla Récords y a Eskorbuto; pero cuando eran las fiestas "estaba bailando en primera fila todos los putos temas. No se veía mejor que los demás. Y se quejaba, pero ahí estaba": "Así que menos mierda de elitismo y más bailar el Cocouaua. No somos mejores que nadie. No nos podemos permitir seguir siendo personas de mierda", concluía con sus particulares rugidos.
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