Francisco Arrabal, Paco, es uno de tantos españoles que tuvo que ponerse a trabajar desde niño en una época dura. Sin embargo, a pesar de que prácticamente no tuvo acceso a la escuela, su perseverancia y ganas de aprender han dado sus frutos: acaba de aprobar la Educación Secundaria Obligatoria a sus 63 años.
Él, a pesar de las dificultades que ha tenido que ir sorteando, prefiere tomárselo con naturalidad: "Esto no es un gran mérito, cualquiera que se lo proponga lo puede hacer y quedarse en el anonimato. Pero mi hija lo puso en un tuit y por eso se me ha conocido", bromea resignándose a una popularidad que, como contaba a EL ESPAÑOL, surgió gracias a la magia de las redes sociales.
Ana Arrabal Conejo, su orgullosa hija, contó la historia de su padre en Twitter el pasado mes de abril enumerando los escollos que su padre había ido sorteando hasta llegar a su prejubilación cuando, lejos de quedarse en casa, cogió los libros de nuevo:
Ha sido ahora, con el final de curso, cuando hemos sabido el desenlace de la historia:
42 años conduciendo un camión
Al otro lado del teléfono, Paco explica que nació en un cortijo del pueblo malagueño de Álora y actualmente vive en Valle de Abdalajis con su mujer. Se prejubiló el 1 de abril de 2017 y fue entonces cuando su mujer y su hija empezaron a convencerle para que volviera a estudiar. "Yo ya me veía en una edad en la que ya no es lo mismo", reconoce. Sin embargo, se dejó llevar sin muchas pretensiones y finalmente lo ha conseguido.
Él no había podido estudiar apenas en su infancia. Su padre enfermó y tuvo que ponerse a trabajar en el campo a los 7 años junto a sus dos hermanos. Cuando tenía 13, su hermano mayor iba a la Escuela para Adultos -"de aquella se le llamaba la Escuela para Analfabetos", recuerda-, así que quiso ir con él. "No tenía la edad todavía, pero el maestro accedió a que fuera aunque no pude estar escolarizado hasta el año siguiente. Íbamos mi hermano y yo en la bicicleta juntos".
A los 18 empezó a conducir un pequeño camión con el que alimentaba al ganado hasta que le tocó ir a Málaga a hacer el Servicio Militar. "Como estaba cerca de casa volvía cada fin de semana a trabajar", explica. Rematada la mili, Paco hizo del transporte su profesión y en la carretera ha estado la friolera de 42 años alternando contratos hasta encontrar la estabilidad finalmente en 2002.
Siguiente parada: la fotografía
"Mi mujer, que ahora está jubilada pero toda la vida trabajó de auxiliar en la misma farmacia, siempre quiso lo mismo que yo: trabajar mucho para que nuestra hija tuviese un futuro más fácil que el nuestro", confiesa Paco. Lo que no imaginaba es que ella iba a ser también su principal motivación para el estudio.
"Mi hija siempre me ha dicho que si yo hubiera podido estudiar habría destacado. Las matemáticas, por ejemplo, siempre se me han dado bien". Cuenta que, cuando fue a matricularse para este curso, "hablé con la profesora para decirle que no estaba seguro de si la cabeza me iba a dar; pero pensaba que, si no aprobaba, por lo menos algo iba a aprender, así que empecé a estudiar. Todos lo días aprendía alguna novedad".
Las materias que más le han gustado a Paco con las que tienen que ver con la naturaleza y la historia. Reconocer, por ejemplo, de qué estilo arquitectónico son los edificios, explica. Sin embargo, lo que realmente le motiva es la fotografía y su formación, que no acaba con la ESO, seguirá por esos derroterros.
"Mi profesora me anima a que haga Bachiller y después entre en la Universidad; pero, de momento, voy a intentar hacer un módulo de Fotografía. Lo otro no lo descarto, iremos viendo". Y, conociendo a Paco, que hasta tiene Twitter, no nos extrañaría que dentro de unos años volvamos a hablar de él y sus logros. Ojalá.
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