Las redes sociales son culpables, en gran parte, de que la humanidad haya alcanzado niveles de delirio nunca vistos o, por lo menos, de que los registremos para la posteridad. Personas aparentemente normales pierden los papeles por un puñado de likes y nos muestran la cara más grotesca (e idiota) de la sociedad.
Este es el caso de una joven norteamericana que llegó a enfrentarse a una pena de cárcel de hasta 20 años por haber abierto una tarrina de helado de dos litros en un supermercado, pegarle un lametón y volver a dejarlo en el estante del congelador como si nada. Esta guarrada monumental podría haberse quedado en una anécdota íntima entre ella y el chico que la acompañaba, pero lo grabaron con su móvil.
Y no solo eso, decidieron subir el vídeo a las redes sociales, donde no tardó en popularizarse. La grabación se realizó el 28 de junio y un día después se empezó a difundir en Twitter, donde se ha reproducido más de 13 millones de veces:
Lo peor de la popularidad de las imágenes no es ya que la chica vaya a tener que enfrentarse a la ley, sino que siempre hay iluminados a los que les gusta repetir este tipo de chorradas:
La legislación en el estado de Texas, donde se produjeron los hechos, es muy estricta al respecto. Su código penal recoge que, si "una persona comete un delito, si amenaza con manipular un producto de consumo con la intención de causar temor, afectar a su venta o lesionar a cualquier persona" puede enfrentarse a penas que van de los dos a los 20 años de prisión y al pago de una multa de hasta 10.000 dólares.
Los fabricantes del producto, la empresa Blue Bell, no ha escatimado en recursos para dar con su paradero. En un comunicado, anunciaban que los autores de la fechoría salían en las cámaras de seguridad del establecimiento y aseguraban que habían dado con la tarrina abierta, pero que habían eliminado todos los helados del mismo sabor como medida de precaución. Asimismo, la policía de Lufkin, donde se encuentra el supermercado Walmart donde sucedió todo, ha pedido la colaboración ciudadana.
Así, a través de su página de Facebook, pedían ayuda a sus seguidores para identificar al hombre que había grabado las imágenes. Incidían en que tienen una pista fiable sobre la identidad de la chica, pero no ocurre lo mismo con la de su cómplice. Los dos serían juzgados por un delito de segundo grado contra un producto de consumo:
Sin embargo, apenas unas horas después de su publicación, identificaban a la autora como una chica menor de edad, de 17 años. Su novio, que vive en Lufkin y sí es mayor de edad, era su cómplice:
Los dos admitieron lo ocurrido y la policía asegura que no tienen intención de presentar cargos en su contra: "Lo que suceda a partir de aquí es a discreción del sistema de justicia juvenil", aseguran. Eso sí, el futuro del hombre todavía depende de la Fiscalía.
[Más información: Su afición por los helados le lleva directo a la cárcel].