El Monte Neme, un entorno natural situado a caballo entre los municipios coruñeses de Carballo y Malpica, fue una mina de wolframio que permaneció abierta hasta el año 2012. Fue entonces cuando la empresa encargada de su explotación abandonó la zona antes de disolverse tres años después. Fruto de la extracción del material, un elemento muy codiciado desde la Primera Guerra Mundial para la industria armamentística, en el lugar todavía se pueden observar varias lagunas artificiales que por sus índices de toxicidad suponen un auténtico peligro.
No obstante, el color turquesa de sus aguas contaminadas suponen un atractivo inevitable para cientos de personas que no han dudado en fotografiarse en el paraje y compartirlo en las redes sociales. Bajo el hashtag #MonteNeme en Instagram encontramos miles de imágenes en las que el postureo de acercarse al máximo a las pozas parece tener más poder que el sentido común. Sin embargo, a pesar de la viralidad de una de esas imágenes en la que sale una chica bañándose en la laguna, no es una práctica nada habitual.
La popularidad del lugar como zona de peregrinaje de los instagramers gallegos se disparó en 2018 después de que apareciesen varios reportajes sobre sus lagunas de ensueño en distintos medios de comunicación. Desde entonces, pocos se resisten a posar allí a pesar de las advertencias de las plataformas y colectivos ecologistas que defienden un proyecto de regeneración de la zona que el Gobierno de Galicia guarda en un cajón desde 2015.
La falsa enfermedad de una instagramer
El pasado 5 de junio una tuitera gallega publicaba estos pantallazos que había sacado de Instagram, en los que se veía a una chica sumergida en las aguas contaminadas y algunos comentarios que aseguraban que se había encontrado mal después del baño:
La protagonista de la foto, Cristina, fue preguntada ese mismo día por El ESPAÑOL, pero prefirió no hablar del tema con los medios de comunicación. Eso sí, bastaba con leer a fondo los comentarios de la imagen -que estaba compartida de un modo público; pero hoy ha sido eliminada por ella misma queriendo preservar su identidad-, para comprobar que sus allegados estaban haciendo comentarios irónicos sobre la repercusión que estaba teniendo el tema sin hablar en serio.
Así, por ejemplo, todas esas reacciones alérgicas que decían que había sufrido Cristina eran una broma de sus colegas y así constaba después en la publicación. Sin embargo, las afirmaciones se han dado por ciertas y no son pocos los medios que han publicado un artículo sobre estas supuestas enfermedades que nunca llegaron a eso.
Aunque la de Cristina era la única imagen pública del Monte Neme en la que salía alguien en contacto con el agua, Cope Coruña publicó que otra joven, Uxía, había sufrido una reacción alérgica durante dos semanas, asegurando que lo había pasado "un poco mal, pero la foto lo valía". Por más que ha buscado este periódico, no hemos encontrado ninguna fotografía con estas características en las redes y tampoco se incluyen en los artículos que se han escrito al respecto. No obstante, se estaría tratando de un único caso y no de una tendencia entre los jóvenes que visitan el lugar.
Fotos desaconsejadas, pero no tan imprudentes
El mismo medio ha consultado con uno de los médicos de urgencias del Hospital Universitario de A Coruña, Manuel Ferreiro, y el profesional no duda a la hora de advertir que "si nos bañamos puntualmente, lo más probable son problemas oculares e irritativos, irritación de las mucosas oculares e irritaciones cutáneas". Además, incide, en que si nos sumergimos en la mina de forma prolongada e incluso tragamos agua, podría acarrearnos "trastornos digestivos, vómitos y diarrea".
Explica que el agua de las lagunas contienen los metales pesados que se han ido filtrando a través de la roca. Por su parte, desde el Ayuntamiento de Carballo afirman que existe "una toxicidad natural por la composición del suelo, un alto contenido en aluminio, pero no hemos detectado arsénico". En la zona solamente hay unos carteles prohibiendo el paso, pero nada lo suficientemente contundente como para disuadir a los visitantes que, en su mayoría, adoptan poses bastante prudentes:
Esperemos que después de haberse hecho todavía más viral la aparentemente idílica imagen del Monte Neme no haya instagramers incautos que se jueguen el tipo por un puñado de likes.
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