O Pino, el pueblo gallego en el que el confeti de las bodas lo lanza una cosechadora
En La Jungla. En vez del tradicional arroz a la puerta de la iglesia, a estos novios gallegos les esperaba una cosechadora que lanzaba confeti.
25 agosto, 2019 02:24Noticias relacionadas
Mientras su boda se hace cada vez más popular, Cristina y Marcos estarán de lo más relajados en las playas de Cabo Verde, donde pasan la luna de miel. Esta pareja gallega se casó el pasado sábado en el municipio de O Pino, en la provincia de A Coruña, a unos 30 kilómetros de Santiago de Compostela.
Todas aquellas personas que hayan tenido la suerte de acudir alguna vez a una boda gallega saben que están llenas de peculiaridades -principalmente por la ingente cantidad de comida que se sirve, como si los contrayentes quisieran que sus invitados reventasen-, pero en esta ocasión la pareja se ha superado llegando incluso a acuñar el término agroboda en todo su esplendor.
Ella trabaja de repostera y él en actividades agrícolas, según la información recogida por La Voz de Galicia, así que Marcos está habituado a manejar todo tipo de tractores y maquinaria. Por eso han querido que estos vehículos les acompañasen a darse el sí quiero en la iglesia de San Mamede de Ferreiros y, claro, algo así tenía que quedar inmortalizado en las redes sociales de buena parte de sus invitados.
Acudieron al altar montados en varios tractores engalanados con globos y flores, algo que ya podría ser suficiente para llamar la atención; pero es que, además, en vez del tradicional arroz a los recién casados en la puerta de la iglesia, fue una cosechadora la que se encargó de bombardear -literalmente- confeti y restos de maíz triturado a los novios.
Invitados en estampida
En el atrio esperaban familiares y amigos de Cristina y Marcos para inmortalizar el momento, pero en seguida tuvieron que huir despavoridos cuando la cosechadora empezó a soltar su peculiar carga sobre ellos:
En el vídeo, que ha corrido como la pólvora por las redes sociales, puede verse cómo los invitados corrían a refugiarse de la tromba de confeti que, según el mismo medio, tardaron tres semanas en elaborar con periódicos viejos.
Eso sí, a juzgar por las fotografías del enlace, parece que la novia iba bien preparada con su paraguas y, esta vez, no por riesgo de lluvia, sino por los kilos de confeti y maíz que le esperaban a la salida de la ceremonia. El padrino del enlace, el padre de Cristina, confesó que está asombrado por la repercusión que está teniendo el bodorrio de su hija. Seguramente creará tendencia, de eso no hay duda.
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