IKEA, además de haber llegado a nuestras vidas para conseguir que todos los pisos de colegas que visitamos sean iguales, es uno de los temas estrella en lo que concierne al humor. Salir airoso por la línea de cajas es una hazaña que pocos consiguen sin llevarse al menos un dolor de cabeza mientras se arrastra un carrito repleto de cajas que no sabes, ni siquiera, si te van a caber en el coche.
Hemos oído decenas de monólogos que hacen alusión al periplo que supone entrar a sus tiendas, montar sus muebles o ser capaces de pronunciar los nombres de sus productos. Pero, sobre todo, siempre se hace hincapié en lo complicado que resulta ir a IKEA con tu pareja y no salir con los papeles del divorcio esperando en la bandeja de entrada del correo electrónico.
A los hombres siempre se les ha colgado el sambenito de un odio exacerbado a las compras. Que preferirían estar en la mesa de operaciones antes que soportar una tarde de tienda en tienda y más si se trata de la tienda entre las tiendas, como es este gigante sueco. Sí, reconocemos que en ocasiones es la pura verdad; pero no todos renuncian a dedicar un día a mirar una estantería Eket, una cama Hemnes o una alfombra Kattrup. Incluso, hay a quienes le gusta.
La reivindicación de Joseba
La sorpresa ha llegado de la mano de Joseba (@JosebaComico). Guionista y cómico, el hombre no se anduvo con rodeos el pasado domingo cuando saltó a la palestra de Twitter para hacer una confesión que, contra todo pronóstico, ha servido para ayudar a salir del armario (modelo Songesand) a más de uno:
Su contundencia ha animado a otros a hacer lo mismo y Twitter se ha llenado de fanáticos de IKEA en una improvisada campaña de márketing que no les ha venido nada mal y ha ayudado a desmontar muchos mitos:
Eso sí, ha habido quien se ha tomado su tuit a pitorreo:
E, incluso, ha tenido que encajar algún que otro revés...
Sin embargo, su mensaje ha servido también para descubrir a la horma de su zapato:
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