Esta semana hemos conocido la decisión de la Audiencia Provincial de Burgos que retrasa el ingreso a prisión de Raúl Calvo, Víctor Rodríguez Viti y Carlos Cuadrado Lucho, los exjugadores del Arandina -conocidos también como la manada del Arandina- que fueron condenados el pasado 12 de diciembre a 38 años de cárcel por agresión sexual a una menor de 15 años y a una indemnización de 50.000 euros a la víctima.
Los juristas han intentado explicar la condena por activa y por pasiva: se les condena a 14 años por la agresión que cometió cada uno de ellos sumados a los otros 24 por ser cooperadores necesarios en la agresión que cometieron los otros dos; es decir, 12 más 12. Con todo, no cumplirán más de 20 años entre rejas como establece la ley en nuestro país; pero todavía hay quien plantea que se trata de una condena extraordinariamente severa e incluso se atreven a culpabilizar a la víctima.
No se crean que esto ha sido cosa de tres o cuatro, no; las redes sociales nos han devuelto una vez más un reflejo muy amargo de lo que somos como sociedad, sirviendo incluso para difundir los audios que la menor envió a su entorno íntimo hablando de la agresión con el objetivo de señalarla a ella. De hecho, su familia ha interpuesto denuncia por estos hechos ante la Policía y tanto la Fiscalía de Burgos como las acusaciones han anunciado que tomarán acciones conjuntas.
Un "cuento para tontos" que se creen muy listos
Pues bien, en este caldo de cultivo es de agradecer que hayan surgido voces expertas que intenten explicar de qué trata todo esto. Que se hayan esforzado en reducirlo casi al absurdo para que aquellos que siguen defendiendo que una adolescente de 15 años tenía capacidad de decisión no se tengan que devanar los sesos y lleguen a comprender:
Pero, como era de esperar, ni aún así lo comprenden:
Menos mal que no son ellos los que tienen que aplicar la ley.
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