Willy Toledo, acusado de un delito contra la libertad de conciencia y de ofensa a los sentimientos religiosos por sus mensajes de Facebook en los que se "cagaba" en Dios y La Virgen, más otro delito de obstrucción a la Justicia por empeñarse en no acudir al juzgado, sin duda no contaba con recibir el apoyo de Arturo Pérez-Reverte. Y, sin embargo, así ha sido.
Tampoco los seguidores del novelista y académico se esperaban un capote al polémico actor, conocido por su fobia hacia el historicismo y los mitos de la historia de España que tan a menudo trabaja Pérez-Reverte. Pero todos se han llevado una sorpresa el domingo por la tarde -eso sí, con el particular estilo del escritor que le ha convertido en uno de los tuiteros más temidos de la Red.
Efectivamente, el 'padre' del capitán Alatriste toma partido por Toledo, pero no por afinidad personal -deja claro que lo considera un 'miserable'- sino por la causa de la libertad de expresión. Dicho de otro modo, hace suya la máxima que se atribuye tanto a Voltaire como a Abraham Lincoln (y que probablemente sea apócrifa en ambos casos): "Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo".
No es de extrañar que el respaldo a Toledo haya caído como un jarro de agua fría entre muchos de sus seguidores, que no lo tienen precisamente en alta estima. Y aquí el propio Reverte desliza que sus motivos pueden no haber sido del todo altruistas: para un polemista de su calibre, resulta que recibir un apoyo unánime resulta aburrido y le ha podido apetecer darle una patada al avispero.
La mayoría de sus lectores, sin embargo, no le han agradecido el gesto.
A estas alturas, sin embargo, los detractores de Pérez-Reverte deberían saber que goza de una coraza inmune a los arcabuzazos más gruesos. Quien quiera penetrar sus defensas tendrá que hacer uso del florete y pinchar donde más lo siente: en el diccionario de la RAE.