El drama del Partido Popular en el País Vasco ha vivido un importante capítulo un domingo por la tarde: como en las mayores y más dolorosas rupturas, ha habido insultos, whatsapps, desengaños y traiciones. En definitiva, Alfonso Alonso ya no será el candidato a lehendakari popular y le sustituye Carlos Iturgaiz, rescatado por Pablo Casado de su retiro político.
Iturgaiz tiene fama de "duro" en el partido, uno de los incondicionales del aznarismo en el fondo y las formas en comparación con las maneras más cachazudas y bonachonas del marianismo. Y sus rivales políticos, que ya afilan cuchillos ante su regreso, no van a permitir que las polémicas de antaño caigan en el olvido.
Ahí está, de hecho, la 'fierecilla domada' de Gabriel Rufián, que desde que encabeza al grupo parlamentario de ERC se ha mostrado mucho más contenido en las redes sociales. Sin embargo, de casta le viene al galgo al recordar una polémica que toca al catalanismo de forma colateral: se refiere a la reacción de Iturgaiz en 2017, cuando el político vasco era eurodiputado, a la pitada al himno de España en la final de la Copa del Rey.
Los partidos que se enfrentaban eran el Barça y el Alavés, aunque el pitido más estruendoso, junto a los gritos de '¡Independencia!', salieron eminentemente de la grada blaugrana. "Yo también quiero ejercer mi libertad de expresión para decir a todos los que han pitado el #HimnoNacionalEspaña que son unos hijos de puta", tuiteaba Iturgaiz.
"Para cuando te lo vendan todo como un giro hacia la moderación del centro derecha liberal conservador", comenta con sorna Rufián al recuperar el tuit.
No es la única polémica que ha aflorado en las últimas horas. Iturgaiz protagonizó un estrafalario incidente en el Parlamento Vasco, que le llevó a ser expedientado y expulsado durante un mes, cuando las cámaras le sorprendieron alargando el dedo para votar desde el escaño de Jaime Mayor Oreja, que se encontraba ausente.
Iturgaiz trató de justificarlo como "una torpeza" y un "gesto inconsciente", llegando a sugerir que habría pulsado el botón de presencia de su compañero sin querer y con el codo. Eso derivó en un hilarante monólogo al estilo Barrio Sésamo del presidente de la Cámara, Juan Mari Atutxa, sobre qué es codo y qué es falange.
En política, quien viaje ligero de bagaje que tire la primera piedra. No será el propio Rufián, a quien sus declaraciones sobre lo breve que sería su paso por el Congreso porque la independencia de Cataluña era inminente le perseguirán de por vida.