La comunicación política es un arte, y más en tiempos de redes sociales: la línea que separa un mensaje brillante, efectivo y viral de un ridículo estrepitoso es muy fina. Prácticamente todos los partidos políticos son culpables de haber tratado de alcanzar las estrellas y fracasar en el intento: como olvidar la tienda de chaquetas del PP de Fuerteventura, el desastre del último eslógan electoral del PSOE o aquello de Albert Rivera con el perrito Lucas, que sin duda sonaba genial en su cabeza.

Sin embargo, si hay unas redes que destacan en las salidas de tono, para lo brillante y lo deplorable, son las de Unidas Podemos y sus confluencias. Y como a perro flaco todo son pulgas, la formación morada ha decidido hacer sangre con la situación en Ciudadanos. Notablemente, el enfrentamiento público que protagonizaron sus dos líderes, la "oficialista" Inés Arrimadas y el representante de los "críticos" del partido, Francisco Igea.

El tenso cara a cara entre quienes presumiblemente se disputarán el liderazgo en las primarias de Cs tuvo lugar en Valladolid -una situación, según Igea, forzada ante las cámaras por Arrimadas. Rodeados de cámaras, se acusan mutuamente de haberse ofrecido "repartos" de poder y se retan a hacer públicas sus conversaciones por WhatsApp. La jerezana reta al castellanoleonés a "un coloquio público y ante los militantes", antes de agradecerle su trabajo por el partido con unas condescendientes palmadas en la espalda. 

Tirando de sorna, Podemos ha transformado la escena en un videojuego inspirado en el clásico Street Fighter, un arcade de toda la vida en el que luchadores luchan uno contra uno con golpes que van acabando con la barra de salud del contrincante. Para los morados, cada "golpe" verbal de los líderes de Cs es un puñetazo que termina con ambos amoratados, noqueados y desdentados.  

A Podemos le debe resultar grato ironizar con la crisis de otro partido -recordemos como transformó la defenestración de Pablo Echenique como secretario de Organización en un concurso de memes-, pero la burla no ha entusiasmado a todos en la red. Ni siquiera entre sus propios seguidores, que lo han considerado una frivolidad.

 

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