Si ha habido un colectivo que ha estado y sigue estando en primera línea de batalla contra el coronavirus son los profesionales sanitarios de todo el país. Personas que acuden a sus puestos de trabajo a diario exponiéndose al virus y echando horas en los centros hospitalarios españoles, viviendo en primera persona una situación del todo excepcional.
Bien es cierto que tanto los políticos como las redes sociales reconocen a diario el esfuerzo del personal, pero quizás nos falta un poco de empatía, de imaginarnos lo que es ponernos el EPI cada día para tratar a personas enfermas sin descansos y gestionando una situación desbordante fruto de la alerta por la pandemia.
Estos días nos están dejando un reguero de testimonio de sanitarios en las redes sociales. Desde los que ofrecen información de la situación en sus centros de trabajo hasta los que apelan a nuestra responsabilidad individual para frenar la curva de contagios, pasando por los que demuestran la vocación de servicio de estos profesionales:
Pero también están los que han optado por darnos un pequeño tirón de orejas. Es el caso de Elena Robledo, una sanitaria que trabaja en el Hospital Universitario HM Puerta del Sur de Móstoles, en Madrid. Ella se desahogó en Facebook el pasado martes y días después su reflexión se ha compartido más de 300.000 veces y tiene más de 47.000 comentarios.
"Vamos a dejar de quejarnos"
Elena comienza diciendo que "todo son quejas": "Si cierran los colegios nos quejamos, si no los cierran nos quejamos. Si suspenden un concierto nos quejamos, si no lo suspenden nos quejamos. Si nos cierran el gimnasio nos quejamos, si no lo cierran también nos quejamos...", analiza.
Continúa asegurando que "nosotros, el personal sanitario, estamos en contacto directo con el COVID-19 y sorprendentemente no nos quejamos. Nos ponemos el EPI (equipo de protección individual) con una sonrisa, atendemos al paciente aislado con una sonrisa. El compañerismo se ha multiplicado a la enésima potencia, nos ayudamos a vestirnos, nos aconsejamos, trabajamos en equipo y sorprendentemente no nos quejamos".
Así que nos pide, "por favor", que nos dejemos de quejar: "Vamos a ayudar en la medida de lo posible a frenar esta epidemia porque hay muchas vidas en juego. Hagamos caso de las indicaciones. Seamos cívicos y no seamos como los borregos, vaciando supermercados, porque esas aglomeraciones absurdas e innecesarias también pueden ser de riesgo":
Acaba reiterando su petición de "ayudarnos todos un poco" y dándoles las gracias a sus compañeros "por trabajar estos días con una sonrisa".
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