Pablo Echenique ha sembrado la polémica en Twitter y da igual cuándo leas esto. El portavoz de Unidas Podemos en el Congreso de los Diputados lleva tiempo ejerciendo de provocador, suponemos que con el objetivo de servirle de parapeto a sus colegas con responsabilidades en el Gobierno o, como es el caso de Pablo Iglesias, en plena carrera electoral hacia la Presidencia de la Comunidad de Madrid.
Por eso no sorprende que Echenique haya dedicado varios de sus tuits a los altercados violentos que rodearon la celebración del acto electoral de Vox en el madrileño barrio de Vallecas el pasado miércoles. Entre proclamas antifascistas, de apoyo a los manifestantes, también señaló a quienes considera que han "blanqueado el fascismo" y ha compartido múltiples análisis mediáticos sobre lo ocurrido.
No obstante, Echenique no se quedó ahí y también quiso hacer humor contra los simpatizantes de Vox que se encontraban en la plaza vallecana. Así, banalizando lo sucedido, el diputado de la formación morada empleó una fotografía de dos jóvenes para mofarse abiertamente de ellos y colgarles el cartelito de pijos y cayetanos. En la imagen que ha compartido se ve a uno queriendo lanzar lo que parece un pañuelo de papel ensangrentado y a otro sujetándole, como tratando de calmarlo.
El meme fallido
Echenique les puso nombre: Caye y Borjamari, simulando un diálogo burlesco entre ellos para dejarlos en evidencia y, de paso, sacar a colación el debate sobre la carga fiscal de las grandes fortunas. Un dos por uno más propio de los tuiteros anónimos que del portavoz de uno de los partidos que gobiernan España:
Y es que, en este caso, parece que el más clasista de todos sea el propio Echenique al prejuzgar a los dos protagonistas de la foto sin conocerlos de nada ni saber su contexto. Además, como han señalado varios comentarios, el que está en un segundo plano sí que estaría en sintonía con el tipo de outfit que se le atribuye un cayetano, pero en el caso del que se encuentra en primer plano su estética dista bastante del prototipo.
Pero ese detalle también le ha parecido menor a un Echenique que, como de costumbre, ha tenido que abrir el paraguas para tratar de salvarse de la lluvia de críticas que le ha caído en Twitter. En la red social le han acusado de "sembrar el odio" y también le han recordado sus presuntas incoherencias al vivir en el barrio de Salamanca o tener un padre que juega al golf, extremos que, según su propia vara de medir, también serían motivo de mofa:
Parece que el meme no ha terminado de cumplir su función que, finalmente, es provocar risas y no críticas. Quizá sea porque el humor tiene que surgir de abajo hacia arriba y él ya no está tan abajo, pero no se ha dado cuenta.