En mitad del caos, de la tragedia, de la confusión que se ha vivido estos días en la playa ceutí del Tarajal, ha habido también imágenes para la esperanza, instantáneas que nos reconcilian con los de nuestra misma especie a pesar de todo. Una de ellas la ha protagonizado Luna Reyes, una joven mostoleña que se encontraba en la zona como cooperante de Cruz Roja y abrazó a uno de los migrantes que llegaba desde Marruecos.
Ella trataba de calmarlo, de darle agua, mientras intentaban reanimar a su compañero. Él se puso a llorar y surgió un abrazo sincero entre ambos, de consuelo, surgido de la empatía que se supone que nos distingue a los humanos de otros animales. Pronto, como sucedió con la imagen del guardia civil rescatando a un bebé, el momento se elevó a la categoría de icono y llegó a las redes sociales:
Las redes sociales tienen el poder de manosearlo todo y la foto de Luna no iba a ser menos. No tardó en trascender su nombre, sus datos y las direcciones de sus perfiles sociales. Y aunque una mayoría ha aplaudido su abrazo, la joven de 20 años ha sufrido también un linchamiento por parte de tuiteros de la ultraderecha que, donde todos veíamos un abrazo, ellos han sido capaces de ver un encuentro con tintes sexuales.
Les ha dado igual que la joven haya explicado cómo sucedió todo en primera persona, mostrándose emocionada al rememorar el momento: "Me miraba como si nunca hubiese visto una persona, como si fuera la primera vez que sale a la calle, desesperado. El hecho de abrazarme era como su salvavidas para él".
Conviene señalar que el auge de los comentarios machistas y sexistas que ha recibido Luna hasta que no le ha quedado más remedio que cerrar su perfil, se amplificaron cuando la fundadora de Vox, Cristina Seguí, la puso en la diana desde su perfil de Twitter, donde la siguen casi 184.000 personas. Compartía esta señora un gif del abrazo y escribía que "pocas imágenes reflejan mejor la decadencia moral de esta gente y sus discursos buenistas".
"Oenegista abrazando a un ilegal tras pasar 4 minutos en las 'gélidas' aguas mediterráneas, y él aprovechando la turgencia de sus senos", concluía, añadiendo posteriormente varios comentarios igual de repugnantes y también dirigidos a la joven, como este, en el que le pone hasta mote: "La pechotes tiene derecho a preservar su intimidad, incluso las fotos que cuelga en Tinder a 4 patas como un pincho de lomo adobao".
La escalada de odio no paró en todo el día: "Las de la Cruz Roja te quitan la hipotermia a base de calentones, eso es a lo que se referían con devoluciones en caliente", "mandadle el vídeo al novio/marido/pagafantas que le va a hacer menos gracia que el forro de un ataúd" o "cada vez más convencido de que algunas voluntarias van buscando morcilla subsahariana" son solo algunos de los mensajes que ha recibido la joven.
Cerradas sus redes sociales para protegerse —porque al final siempre acaban huyendo las víctimas y son los verdugos los que se quedan impunes tuiteando a sus anchas—, la respuesta de los tuiteros de bien no se ha hecho esperar, empezando por la organización a la que pertenece, la Cruz Roja, una de las primeras en escribir el hashtag que sería más tarde trending topic:
También se ha hecho especialmente viral la viñeta de Ferrán Martín:
No tardaron en llegar tampoco los respaldos de parte del Gobierno. Algunos de los mensajes más retuiteados son los de las ministras Yolanda Díaz, Nadia Calviño y Teresa Ribera:
Otros políticos y partidos se han sumado a este reconocimiento:
Así como periodistas, artistas, jueces, actores, escritores y tuiteros famosos, entre muchísima gente anónima:
Ojalá Luna se quede con estos mensajes y logre que los otros no tengan poder sobre ella.