En un lugar como Twitter, donde el odio campa a sus anchas y el trending topic es la radiografía perfecta de nuestras miserias como sociedad, que una persona le cante al amor a diario es algo tan extraño como enternecedor. Si además ese tuitero es un señor mayor que rompe con todos los estereotipos es normal que sus seguidores estén aumentando como la espuma y a punto de llegar a los 100.000.
Alfonso abrió la cuenta en la red social allá por el 2014, pero ha sido ahora cuando se ha convertido en todo un fenómeno gracias a las declaraciones de amor a su mujer, María, y también a sus reflexiones sobre la juventud, la violencia de género o la política. Hilos que surgen desde el sosiego y el respeto, desde la sabiduría que dan los años y el haber tenido una vida feliz, desde el convencimiento de que el tiempo pasado no fue necesariamente mejor ni peor. Sin nostalgias.
El contador de seguidores se le disparó el pasado 21 de mayo cuando decidió confesar que estaba "un poquito perjudicado" antes de hilar varios tuits dedicados a su esposa, su compañera desde hace seis décadas, que dormía en este momento en el sofá. "La quiero tanto que no podré vivir sin ella si me falta", escribía, reconociendo que "muchos pensaréis que soy un viejo chocho y tonto y además pesado, pero no puedo dejar de decir lo que siento por esa persona":
Los retuits se dispararon, Alfonso era el último romántico de Twitter y quizá de España, un fenómeno nada común que convenía no perderlo de vista:
Una avalancha de comentarios y mensajes que al pobre Alfonso se le han hecho imposibles de contestar, pero no por ello ha dejado de intentarlo:
De hecho, también se disculpa con nosotros explicando que tardará un poco en responder a nuestro cuestionario, pero lo hace más rápido de lo previsto. Asegura a EL ESPAÑOL que haberse convertido en una estrella de Twitter no estaba entre sus planes: "Anteriormente ha habido otros dos o tres tuits que han tenido mucho éxito, pero desde luego ninguno como el último, que ha sido de verdad un verdadero disparate".
Alfonso empezó en esto de las redes pensando que "a un anciano como yo no le haría caso nadie y, como puedes ver, me equivoqué". Le pedimos que nos cuente algo de su vida y accede. Relata que nació un 8 de octubre de 1938 en el chalet del notario de Callosa del Segura (Alicante) porque su abuelo era cónsul de Cuba en la capital de provincia y "como los nacionales bombardeaban en puerto alicantino mi abuelo mandó a mi madre a ese lugar a dar a luz".
A los 16 años entró a trabajar en una papelería "porque en casa hacía falta dinero" y terminó de comercial en una importante firma almacenista del gremio. Ahora, con 82 años para 83, vive en el distrito madrileño de La Latina. Él mismo explicaría más tarde cómo surgió el amor que lo une a María desde que él tenía 17 años y ella 14 y ya vivían los dos en Madrid:
Ambos se casaron un 2 de octubre de 1963 en una iglesia de su barrio, con 25 y 22 años, e iban así de guapos:
Le pregunto cómo es María y qué opina de su repentina (e indirecta) fama en toda España gracias a Twitter. "Es una maravilla de mujer. Es buena, valiente, cariñosa, y me quiere. Desde luego, yo la adoro, y sigo súper enamorado. Para mí ella es lo primero en este mundo por delante de mis tres hijos", subraya, añadiendo además que su mujer "está contenta y asombrada porque a las personas les interesen tanto nuestras vidas".
Antiguo pero moderno
Si Novedades Carminha hubiesen conocido a Alfonso antes le habrían dedicado ese verso de "antigua pero moderna" en versión masculina porque le va al pelo. Y es que no solamente se limita a tuitear sobre su amada María ni mucho menos. Habla abiertamente de política nacional e internacional sin tapujos, da difusión a las iniciativas que considera importantes —como a las denuncias de desapariciones— y es capaz de emplear un "sois la caña" y "estoy flipando" sin que nos chirríe.
Además, Alfonso es una persona muy comprometida con la denuncia de la violencia de género y no ha dejado de tuitear sobre los asesinatos machistas de las últimas semanas:
"Para mí el respeto a la mujer es muy grande y siempre ha sido así", cuenta. "No digo que no haya alguna que otra mala, pero jamás, jamás se puede consentir el maltrato ni físico ni psicológico. La mayoría son buenas madres y esposas. A mí me inspiran una gran ternura", continúa Alfonso enarbolando una masculinidad que ya les gustaría a muchos hombres 50 años más jóvenes que él.
Prosigue recordando que "he visto de cerca nacer a mis tres hijos y desde entonces las admiro más. En este país mío en una semana han muerto 6 mujeres y un niño, y todo por unos tíos mierdas machistas y desgraciados que no se por qué piensan que su mujer es un objeto de su propiedad", concluye.
Un capote a los jóvenes
Alfonso, no obstante, empieza a conocer de cerca el peso de la fama en Twitter y a cruzarse con algún que otro trol que no tiene nada mejor que hacer que cuestionar que detrás de su perfil esté realmente él, un hombre de 82 años. Así que, ni corto ni perezoso, ayudado por los consejos de sus seguidores, ha querido compartir un vídeo para demostrar que sí es él quien tuitea:
Le preguntamos si cree que corren malos tiempos para el romanticismo y reconoce que "muchos valores se han ido perdiendo y hoy en día hasta en el amor hay demasiado materialismo". Cree que por eso "estos sentimientos llaman mucho la atención: fidelidad, paciencia, ternura, cariño y pedir perdón cuando te has equivocado". No obstante, lejos de parecerse a los que cuestionan a la juventud desde una posición privilegiada, Alfonso ha demostrado ser uno de sus aliados más fieles:
Se despide dejándonos un mensaje de esperanza. Si bien, dice, "me sorprende que las relaciones duren tan poco tiempo", cree que se debe a "la falta de paciencia y el estrés de conlleva la vida loca y desquiciada que tiene que llevar la juventud hoy en día". Aun con todo, insiste: "el amor verdadero sigue existiendo". Él mismo y su María son buena prueba de ello.