No hay todavía indicios, según los investigadores, de que la paliza mortal que le dieron a Samuel Luiz el pasado fin de semana en A Coruña estuviese motivada por su condición sexual. No obstante, el testimonio de las dos amigas que estaban con él cuando se inició la agresión —una de ellas a través de videollamada— señala que el chico que inició la pelea le llamó "maricón" y que, después, cuando lo molían a palos se escuchaba cómo le decían "maricón de mierda".
Precisamente, por ser estas las últimas palabras que escuchó el joven de 24 años antes de morir, los colectivos LGTB han salido a las calles de toda España este lunes para mostrar su rechazo, pedir justicia y leyes que les amparen. Las redes se han llenado también de mensajes contra la homofobia y de señalamientos públicos a partidos y políticos concretos a los que se les responsabiliza de promulgar el odio, como ha hecho Monedero con Almeida.
El portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya, Gabriel Rufián, no es un hombre que se caracterice por guardar silencio en relación con los temas más candentes de la actualidad y este no iba a ser una excepción. En pleno debate entre si el asesinato de Samuel puede calificarse o no de crimen homófobo, el diputado ha querido poner sobre la mesa uno de sus ya famosos paralelismos.
"Qué poca vergüenza"
Así, Rufián ha desempolvado el caso de Alsasua para compararlo con los sucedido en Galicia. Fue en octubre de 2016 cuando en un bar de la localidad navarra ocho jóvenes de ideología abertzale agredieron a dos agentes de la Guardia Civil fuera de servicio y a sus novias. La Fiscalía insistió en que se trataba de un ataque terrorista, pero la Audiencia Nacional rechazó estos cargos hasta en dos ocasiones, condenándolos, eso sí, a penas de entre 2 a 13 años de cárcel.
"Quienes hoy te dicen que 13 personas pateando a un chaval al grito de 'maricón de mierda' no es un asesinato homófobo son quienes te dijeron que 8 chavales discutiendo con un guardia civil de paisano en un bar de Alsasua era terrorismo", ha escrito Rufián en su tuit, añadiendo para concluir un contundente "qué poca vergüenza":
El tuit de Rufián llegó pocas horas después de que el padre de Samuel pidiese a los políticos que no manoseasen el recuerdo de su hijo ni usasen su asesinato de modo partidista, por eso, a la indignación habitual, esa que siempre suele ir de la mano cuando escribe un tuit el de ERC, se le ha sumado el enfado de aquellos que le han echado en cara que no haya respetado la petición de su familia:
Rufián, como suele hacer, ha retuiteado alguno de los zascas que le han llovido y, al día siguiente, ha escrito otro tuit en la misma línea de sus comparaciones que podríamos bautizarlo como el mensaje de los gerundios: