Por la mañana, durante las clases, tres alumnas de 15 años no parecen tener muchas ganas de atender y protagonizan un altercado que genera un enorme revuelo en el aula. La profesora las saca afuera para hablar con ellas y hacerles ver lo incorrecto de su conducta. Hasta aquí, no describo más que una situación cotidiana de las que ocurren cada día en cualquier colegio de España. Sin embargo, a veces conviene preguntarse el porqué de las cosas, pues las causas que a menudo preceden a estos malos comportamientos podrían ser reveladoras.
Eso es lo que ha hecho Maricruz, una profesora de latín y griego en el IES Cánovas del Castillo, un colegio malagueño. Bajo la premisa de que los alumnos no son malas personas cuyo único objetivo en la vida es autoboicotear su futuro y amargar al profesorado, Maricruz les preguntó qué les pasaba. Y, como ella misma dice, "si les escuchas, te cuentan sus movidas".
La inquietud en las niñas venía de que el novio de una de ellas, dos años menor, acababa de dejarla. Hasta aquí, de nuevo, nada tampoco llamativo en adolescentes. Lo que viene a continuación, sin embargo, merece encender todas las alarmas. La niña confesó "estar depresiva" por la ruptura, que venía ocasionada por una decisión de ella: "hacerse respetar" y no dejar que el novio en cuestión la tocara.
Lo más turbio de la confesión llegó cuando, con total naturalidad, explicó que el chico le controlaba las redes sociales y no la dejaba salir de fiesta si no iba él con ella. Además, "cuando se ponía nervioso" la pegaba. La situación es terrible, pero lo más perturbador es que tanto para esta niña como para sus dos amigas, este comportamiento demostraba cuánto la quería y era natural: "Maestra, los niños de hoy, la mayoría, pegan a sus novias".
Con lo de "no dejar que la tocara", las niñas se referían a asuntos de índole sexual. La profesora, "ojiplática", se quedó abatida pensando en lo que acababan de contarle, "en todo lo que nos queda y lo difícil que resulta hacer algo desde la escuela".
En la semana del 8M, este relato demuestra el largo camino que queda aún por recorrer desde las cuestiones más básicas. La educación, por supuesto, es un pilar esencial para conseguir los objetivos en materia de igualdad, pero un primer paso para ello es brindarle a los profesores y distintos profesionales las herramientas para poder atajar estas situaciones y tratarlas.
Las redes han dejado impresiones de todo tipo, pero una cosa parece clara: urge una reconfiguración en los modelos de amor romántico y de relaciones entre parejas.