Aunque el reporterismo no se esté ejerciendo en zonas de conflicto, siempre conlleva un riesgo. Los reporteros que trabajan en las calles, esos que se hielan en invierno y se cuecen en verano, son héroes y heroínas también, sobre todo cuando se topan con gente peligrosa mientras están detrás de una noticia, como le ha sucedido al periodista de Madrid Directo, Luis Fiuza, a quien han sacado una navaja delante de las cámaras.
Fiuza estaba realizando un reportaje para el programa de Telemadrid siguiendo la pista de un presunto estafador. El falso comerciante, que así lo llaman, habría ejecutado estafas por todo Madrid con el mismo modus operandi: entra en un establecimiento comercial diciendo que trabaja en un negocio cercano al ofrecer datos fiables de su supuesto jefe, cuando se gana la confianza del dependiente finge una llamada telefónica y pide cambio.
Una vez formulada la petición, le da una tarjeta de crédito para que se cobre, pero no funciona y logra que le dejen llevarse el dinero creyendo que lo va a devolver en unos minutos, pero no regresa. Las investigaciones de Madrid Directo situaban al hombre en una zona concreta donde podría residir y Fiuza y el cámara se acercaron hasta allí a hacer varias entrevistas, pero enseguida se percataron de que un señor estaba apuntando su matrícula.
"La Policía soy yo"
Se trataba del padre del presunto estafador, alertado por su presencia. Fiuza le abordó para obtener información, pero el hombre no se mostró colaborador, sino todo lo contrario: "No me filméis tanto, filma a tu madre", le espetó, asegurando que no quería saber nada y que eran unos "sinvergüenzas". Después de amenazarlos verbalmente, metió la mano en el bolsillo y sacó una navaja con la que primero amenzadó al cámara y después al reportero:
Ante la petición de calma de Fiuza y la amenaza de llamar a la Policía, el hombre volvió a meterse la navaja en el bolsillo al tiempo que decía que "la Policía soy yo". El reportero, indignado con lo que había sucedido, se puso a hablar con los testigos que estaban viendo la escena para decir que esto era "lo que me faltaba, que me saquen una navaja, por ahí no paso". Eso sí, el navajero seguía despotricando aunque finalmente no hubo que lamentar heridos.