“Queridos políticos, en confianza y cordialmente, sois unos canallas”. De esta contundente manera terminó Luis Landero su discurso en la entrega de la Medalla de Extremadura. El escritor fue el encargado de pronunciar el habitual discurso ciudadano en el solemne acto de entrega de galardones, con el que fue distinguido en el año 2005. “Iréis de cabeza al infierno”, decía el escritor. “Pero no por haber sido perezosos, bebedores, o puteros, o codiciosos, o serviles, o cobardes, o descreídos. No, eso dios lo perdona. Iréis al infierno por no haber traído a Extremadura el tren que se merece”.
El autor de Juegos de la edad tardía fue contundente en la elección de sus palabras cuando reivindicó “un tren digno, no digo un AVE” para la comunidad. Su discurso fue interrumpido en varias ocasiones con aplausos y, en general, acogido con entusiasmo por parte del público asistente.
Landero culpó a los políticos de que se mantenga un servicio inadecuado. “Extremadura sigue estando muy lejos, es el Lejano Oeste, y esa lejanía es en verdad un oprobio, una humillación y una burla”, afirmó.
Para el escritor, natural de Alburquerque, “es imperdonable, porque está la persistencia en el pecado durante muchos años, y está la deslealtad, el desprecio, la injusticia, la arrogancia, la ineptitud”, prosiguió.
Landero llegó a comparar el tren actual con el que le llevó a Madrid en 1960, en una época de emigración masiva de extremeños “desde una tierra donde no había futuro para ellos ni para sus hijos, y donde, por eso mismo, eran poco menos que forasteros”.
Pero Landero también tuvo momentos de ensalzar la Extremadura actual, a la que definió como “una autonomía moderna y pujante como la que más” gracias a la educación, la sanidad, las infraestructuras y los cambios de mentalidad y condiciones de vida. Pese a esto, lamentó que aún se mantienen muchos tópicos sobre la región que se deben combatir: «”Ni un menoscabo más”.
Landero concluyó su discurso con una defensa de la cultura popular, transmitida generación tras generación. “Sin ese legado, yo no sería escritor, o al menos el escritor que soy”.