No por inesperada, la victoria de Giorgia Meloni ha sido menos criticada en las redes sociales. Como sucede en Twitter todos los lunes después de unas elecciones, los tuiteros se han puesto el traje de analistas políticos aun mirando un poco de reojo los temas de salseo que ha dejado el fin de semana, sobre todo la ruptura de Risto y Laura Escanes. Pero hoy tocaba echarse las manos a la cabeza porque el fascismo va a presidir un país tan cercano a nosotros como lo es Italia y había que buscar respuestas y culpables. De rebote, Begoña Villacís se ha puesto en la diana.
Hermanos de Italia ha arrasado con un 26,4% de los votos y una abstención que ha batido los récords en el país. Las urnas han elegido a Meloni como líder de una coalición que comparte con la La Liga de Matteo Salvini y Fuerza Italia de Silvio Berlusconi, que se han adjudicado el 9 y el 8% de los sufragios, respectivamente. El bloque de ultraderecha ha conseguido una mayoría absoluta en ambas cámaras frente al 25% de los votos que han sido capaces de aglutinar desde la izquierda.
A excepción de Vox, el resto de partidos ha lamentado la victoria de Meloni, una mujer que gobernará Italia para "que los italianos vuelvan a estar orgullosos de ser italianos". Sin embargo, lejos de alcanzarse un acuerdo sobre la etiqueta que se le pondría a su ideología, hemos visto multitud de eufemismos para evitar invocar al fascismo. Lo que sucede en este caso es que la evidencia es aplastante y ella misma ha presumido de ello en varias ocasiones. No en vano, con 15 años estaba afiliándose al partido neofascista heredero del legado de Mussolini.
"La derecha nostálgica"
El Movimiento Social Italiano (MSI) es, a su vez, el padre de Hermanos de Italia. De hecho, el fundador del primero, el líder fascista Giorgio Almirante, es uno de los referentes de Meloni. Al propio Mussolini también lo ha halagado, así como al húngaro Viktor Orbán. Su oposición frontal contra los derechos del colectivo homosexual, la "ideología de género", el aborto o la inmigración, además de su defensa de la "familia tradicional", deja claro por qué ha escogido para gobernar el lema fascista "Dios, patria y familia".
Pero, como anticipábamos, hay mucha gente evitando referirse a ella como fascista y han ido empleando terminología de todo tipo, desde ultraderecha o extrema derecha a centro derecha, derecha "dura" o, el más difícil todavía, la "derecha nostálgica" que ha empleado la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís. "No es una buena noticia para el proyecto europeo del que somos herederos, pero confiemos en que la realidad se imponga a sus expectativas", ha escritor después en su tuit:
El ridículo eufemismo empleado por Villacís no ha tardado en llamar la atención en Twitter, donde lleva tiempo en el punto de mira después de suscitar muchas críticas con sus fotografías junto a las chabolas que estaba desmantelando. Así, entre una cosa y otra, la vicealcaldesa lleva horas recibiendo una lluvia de tomates en forma de tuits como estos:
No corren buenos tiempos para Villacís en Twitter.