El pasado lunes 10 de octubre se conmemoró el Día Mundial de la Salud Mental y en Twitter se rasgaron la vestiduras pidiendo una mayor accesibilidad a la sanidad pública para las personas que sufren de estos problemas, condenando también los comportamientos que suscitasen odio y cumpliendo con todo el protocolo social para estos casos con grandes golpes en el pecho. En esa misma jornada, curiosamente, la periodista Ana Pastor pedía que no se bromease con la canción de "vamos a volver al 36" de los OBK fachas y Pablo Iglesias aprovechaba para lanzarle un reproche.
"La broma es volver a invitar a Inda a ARV después de los audios, al tiempo que se reivindica el periodismo", escribió el exvicepresidente segundo del Gobierno. Aquel día, Pastor sufrió una oleada de críticas por el tuit apelando a que "algunas cuentas destacadas de izquierdas" dejasen de hacer "bromitas" sobre el festival de Vox que había tenido lugar el fin de semana. No era la primera vez que estaba en la diana. Hacía meses que los teclados ya habían apuntado en su dirección, como cuando se puso en duda que los seguidores de su cuenta en Twitter fueran falsos.
Desde que salieron a la luz los comprometidos audios de su marido, Antonio García Ferreras, reconociendo mala praxis periodística y una falta de ética sangrante, Pastor se ha visto señalada desde todos los frentes. Por un lado, le recriminan estar en La Sexta y formar parte de lo que se ha venido llamando "cloaca mediática" al connivir con personas como Eduardo Inda, al que se le relaciona con varias noticias falsas dirigidas para perjudicar a Podemos.
Dimite, divórciate y suicídate
Que Ferreras sea su marido y él no tenga redes sociales le ha hecho un flaco favor porque se le ha traspasado a ella toda la responsabilidad en este sentido, abriendo un canal directo en el que verter el odio de mucha gente parapetada por su perfil en redes. Estos días, Pastor barría para casa y recordaba que el asunto del mando único de las residencias de mayores en Madrid ya lo habían verificado con Newtral, absolviendo a Pablo Iglesias.
También eso sirvió para que sus críticos la acusasen de ponerse una medalla. Habiendo denunciado graves insultos en varias ocasiones desde los audios de Ferreras, este pasado 12 de octubre publicó una captura de pantalla de un tuit que le enviaron el 8 de septiembre aconsejándole que tendría que dimitir de La Sexta y divorciarse para recuperar la credibilidad, añadiendo que "el suicidio también limpiaría su merecimiento como ciudadana":
Pastor le ha dado las gracias, irónicamente, a "las campañas de los últimos meses que ya han conseguido que haya gente deseando que me suicide" y ha conseguido que la gente sensata se solidarice con ella. Pero también, aunque parezca increíble, ha habido mucho otra gente que ha manifestado sin pudor que se merece de alguna forma este tipo de comentarios. Uno de ellos ha sido Pablo Iglesias.
El ex de Podemos ha recordado que Irene Montero y él tuvieron que cambiar a sus hijos de guarderías "porque un sicario de Inda les acosó", y le reprochó que "jamás has criticado su presencia en La Sexta". Sosteniendo que lamenta "que te insulten en Twitter" y deseando que "nunca te hagan lo que nos hicieron", le ha dicho a Ana Pastor que puede "meterte tu hipocresía donde te quepa":
Teniendo en cuenta que aunque Iglesias se esfuerce en querer alejarse de lo que fue su vida política se trata de un personaje público y con más 2,7 millones de seguidores en Twitter, el señalamiento a Pastor, precisamente cuando estaba denunciando un grave comentario de odio, le ha parecido intolerable a no pocas personas. Otras, la mayoría en los comentarios del tuit del exlíder de Podemos, le han aplaudido "el zasca":
No es la primera vez que Iglesias y Pastor cruzan mensajes en Twitter y, de hecho, despidieron el año con reproches mutuos, pero no tan graves como en este caso.