Ahora que ya hemos activado la cuenta atrás para la Navidad, la mayoría de las familias se ponen las pilas para empezar a ejercer de elfos y pajes para que se cumplan los deseos de los más pequeños. Los catálogos de juguetes llegan puntuales al buzón para crear nuevas necesidades a los niños y complicar todavía más la tarea de los padres menos previsores o con un presupuesto más ajustado. En este contexto, se ha hecho muy viral un hilo en el que enumeran aquellos productos infantiles que debemos tachar de las cartas a los Reyes Magos.
La tuitera Nidea (@nyconene) es la autora del listado de los horrores al que después han ido añadiendo otros muchos productos. Su idea pasaba por poner el acento en aquellos juguetes infantiles que no están bien diseñados y acaban convertidos en objetos sexualizados o incluso en una silla de torturas. "Ahora que llega la Navidad, abro hilo con una muestra de fallos en diseño de juguetes para niños que dejan sin palabras", anunciaba antes de empezar con las controvertidas tijeras de la serie infantil Caillou:
Ha continuado con un sospechoso Buzz Lightyear de Toy Story, superhéroes onanistas, el terrorífico hombre poni, las tijeras de Wonder Woman y la tétrica lámpara de Minnie Mouse:
Un innecesario hombre banana, otro héroe con problemas de próstata esta vez, unos Santa Claus pervertidos, un poni que oculta el sadismo en su interior y una niña sentada en un tronco han seguido en la lista:
Con otro héroe más, este con un sospechoso misil, continúa el ránking. Le sigue un peculiar trío, una silla de montar para garantizarle el dolor de lumbago a los padres, la versión racializada de ET y los padres de Batman después de ser tiroteados:
Pero, por si fuera poco, la tuitera también ha dado con improvisados abridores de cervezas, el peor naming de la historia de los juguetes y la surrealista "sillita de torturas para niños a partir de los 3 años":
El resto de tuiteros, que han reaccionado al hilo en más de 20.000 ocasiones, también han querido colaborar con sus aportaciones:
Juguetes que no desearíamos que nos pidieran nuestros hijos.