El escándalo del beso no consentido de Rubiales a Jenni Hermoso cuando la Selección Femenina de Fútbol estaba recogiendo sus medallas de Campeonas del Mundo ha agitado un avispero que va a tardar en replegarse. Entre las noticias que van llegando de la FIFA, la Real Federación de Fútbol, de los seleccionadores que aplaudieron pero ahora dicen que no, la madre encerrada en una iglesia en huelga de hambre y las primas pidiendo a la víctima que se retracte, España está de nuevo dividida.
Los menos siguen sin entender nada, cuestionando a Hermoso y absolviendo a Rubiales de todos sus pecados. Los más están celebrando que el consentimiento y el abuso de poder se hayan puesto en el centro del debate. Las feministas se mueven aquí como pez en el agua y han hecho suyo el "se acabó", como había sucedido con el "cuéntalo", narrando sus propias experiencias, mientras que aquellos que todavía no tenían las gafas moradas puestas han empezado su deconstrucción.
En este contexto, los análisis sobre lo ocurrido son múltiples y uno de ellos, el de la presentadora Sonia Ferrer, ha sido tan breve como aplaudido. Frente a quienes intentan minimizar el "piquito", el conocido rostro de la Televisión Pública ha querido hacer una lectura que va más allá, asegurando que esos hombres que "nos meten mano y fuerzan besos en momentos de euforia" son los mismos que agreden y maltratan "en momentos de ira":
El tuit de Ferrer sobrepasa el 1,2 millones de cuentas alcanzadas, recibiendo una mayoría de apoyos frente a algunas críticas. Entre los primeros, el de la escritora Esther López Barceló, quien consideró que la reflexión era "para enmarcar":
En este punto apareció un tuitero replicando a López Barceló con la portada de Interviú que protagonizó Sonia Ferrer en 2007, queriendo con ello legitimarla como feminista y cuestionar su discurso, tratando de invalidarla por haber decidido posar para una revista como aquella porque, de todos es sabido, a los machistas les molesta muchísimo que las mujeres usen su cuerpo por decisión propia, sin tutelas:
Sin embargo, esta vez se encontró con una respuesta tajante por parte de Ferrer, que citó el tuit ―eliminado posteriormente― y explicó algo que no se había sabido hasta el momento, pidiendo que se aclarase "de una vez". "Esa portada fue el resultado de un chantaje. 'Unas fotos bonitas sin enseñar nada y a cambio no publicamos este robado en toples que te hemos hecho', también se veía a mi madre", ha denunciado:
Explica además Sonia Ferrer que aquella era "una práctica muy habitual en esa época (2007)" y valoró también que "no habría ningún problema si hubiese querido hacerlo sin mediar chantaje, pero lo hubo":
La presentadora ha recibido una oleada de apoyos y aplausos por su respuesta:
Obviamente, su discurso no solo no ha quedado invalidado, sino que se ha visto reforzado.