Es común que las mascotas acompañen a sus dueños en la playa mientras hacen surf. De hecho, una imagen habitual es la de perros jugando en la orilla de los arenales a la espera de los surfistas. Sin embargo, un australiano se acaba de pasar el juego al llevarse a su serpiente pitón para que ella también cogiese olas montada en la tabla, agarrada muchas veces a su cuello. Esta excentricidad le ha valido al hombre una sanción de 1.500 euros en Australia.
La historia tiene un final parecido al de muchos vídeos que se hacen virales en la actualidad y acaban con su protagonista rascándose el bolsillo. Un hecho sorprendente que llega a las redes y se reproduce en los medios hasta que las autoridades tiran del hilo para multar finalmente a los involucrados por su temeridad. En este caso, el surfista Higor Fiuza se grabó a principios de septiembre haciendo surf junto a Shiva, una pitón Morelia bredli, en la playa de Gold Coast, en Queensland.
Las imágenes muestran al animal enroscado en su cuello e incluso moviéndose por la tabla, mientras su dueño remonta y cabalga sobre las olas. El Departamento de Medio Ambiente y Ciencia también vio el vídeo y abrió una investigación al observar que la pitón podría estar siendo víctima de la imprudencia de su dueño al exponerla a las temperaturas frías del agua, censurando igualmente que los demás bañistas y usuarios de la playa podrían estar en riesgo por esa presencia tan poco habitual.
Nadando por su cuenta
Esta misma semana, tal y como han informado medios como la BBC, el organismo le ha impuesto una multa de 2.322 dólares australianos, algo más de 1.400 euros. Uno de los oficiales, Jonathan McDonald, ha explicado que sacar a estos animales de su hábitat puede causarles "estrés innecesario" y hacer que "se comporten de manera impredecible". Además, incide en que las serpientes "son animales de sangre fría y, si bien pueden nadar, los reptiles evitan el agua generalmente".
Fiuza, por su parte, había compartido con los medios locales que Shiva le ha acompañado a surfear unas diez veces, confiándoles que incluso se iba sola a nadar y regresaba después a la tabla. "Me sumergí en el agua, salí y ella estaba allí, nunca hizo falta que extendiera mi mano para salvarla ni nada", asegura el surfista, aclarando que emplea el mecanismo de silbar cuando está molesta por algún motivo y nunca sucedió esto mientras surfean.
"Siempre la llevaba a la playa y le encantaba estar en el agua nadando, así que un día decidí sacarla a surfear y le encantó", rememora Fiuza sobre el bautismo de mar de la pitón. McDonald, por su parte, recordó también que "llevar un animal a un lugar público o exhibirlo requiere de un permiso especial", ahondando que el comportamiento impredecible podría causar un riesgo para las personas o la fauna del lugar: "Las únicas serpientes que deberían estar en el océano son las serpientes de mar".