A los pocos que todavía se resisten a llevar cascos en todos y cada uno de los trayectos callejeros que tienen que hacer, aun puede sorprenderles la música de los artistas callejeros. A los que escuchamos también cuando visitamos una ciudad que no es la nuestra y se convierten en la banda sonora de nuestro paseo. Sin embargo, los vecinos que viven en los lugares donde suelen tocar acaban un poco saturados por muy bien que toquen o canten, puesto que el derecho al descanso tiene que ser compatible con el modo de ganarse la vida de los músicos.
El debate sobre este equilibrio a priori imposible ha regresado a las redes sociales de la mano de Melita Duffy, una joven barcelonesa de padres ingleses que pertenece al circuito Música al carrer de la ciudad condal. Con más de 2.600 seguidores en TikTok, comparte vídeos y directos en su canal de sus conciertos por la ciudad, versionando a grupos como The Police y también a Bob Marley, entre otros artistas. Con una guitarra acústica, un micrófono y un amplificador pequeño recorre los puntos autorizados.
Melita obtuvo su licencia para tocar en las calles de Barcelona en el último sorteo celebrado el pasado mes de febrero, pero tener todo en regla no le ha eximido de la bronca que le ha echado una vecina. "Tengo permiso y no estoy haciendo nada fuera de lo normal", alegaba la joven al comienzo del vídeo donde recogió lo sucedido. "O sea, si tú estuvieras en mi casa, te juro que fliparías", le respondía la mujer, con un tono de voz en el que se apreciaba su enfado.
"Para los vecinos es difícil"
Otra chica, que estaba escuchando, trató de defender a Melita y le dijo que "está precioso, yo estaría fascinada todos los días"; no obstante, la vecina cargó tintas de nuevo: "Puedes querer ver una película, puedes tener que trabajar, puedes tener que estudiar, puedes tener que hacer muchas cosas... Canta muy bien y es muy bonito, claro, pero todo el rato no puede ser, ¿vale? Porque hay vecinos. Aquí parece que no, pero vive gente".
La vecina insistía en que a ella le molestaba y recordó que en una plaza cercana se quejaron los vecinos "y ya no canta ni Cristo", dando a entender que podría suceder lo mismo en ese espacio. "No siempre es tan bonito... Tocando con licencia, en un punto oficial de la organización, con un volumen moderado", se quejaba la joven al subir el vídeo, que ya supera los 1,4 millones de reproducciones y acumula más de 1.700 comentarios.
"A mí me encanta la música en la calle, pero si los tuviera debajo de casa sería muy duro", "habría que buscar el equilibrio, ambas partes tienen razón", "vivo en una plaza donde se ponen a tocar y a cantar y es molesto, entiendo a los artistas, pero para los vecinos es difícil", "es para volverse loco estar escuchando todos los días a todas horas", "es bonito escuchar música, pero si es todo el día, cansa, hay que pensar en cambiar de sitio" y "si tienes permiso, sigue, hay un horario y mientras lo cumplas, genial" son algunos de los mensajes que le han ido dejando en TikTok.
Música al carrer es un proyecto del Ayuntamiento de Barcelona que pretende "ordenar, coordinar e impulsar la música que se toca en la calle para acercarla a toda la ciudadanía, garantizando la convivencia entre artistas, vecinas y viandantes", señalan en su web. Está en funcionamiento en Ciutat Vella con 18 puntos autorizados en activo desde 2004, "pero durante el 2023 se ampliará hasta la cincuentena, descongestionando el centro de la ciudad, aumentando el número de músicos acreditados y fomentando el desarrollo de la cultura en la calle".