Las has escuchado mil veces, pero ¿realmente sabes de dónde vienen expresiones como "estar en Babia", "tener más cuento que calleja", o "en tiempos de Mari Castaña"? La cuenta de Expoiberia nos revela el origen, contexto histórico y significado de estos refranes que todos hemos utilizado alguna vez.
Empecemos con "tener más cuento que Calleja". ¿Existió de verdad? ¿Quién fue el señor Calleja? Tal y como nos explica el vídeo, "Saturnino Calleja no estaba todo el día poniendo excusas pero tenía más cuentos que nadie que tú conozcas. La editorial Calleja de la que él era propietario llegó a ser una de las más importantes en España e Hispanoamérica en el siglo XIX y estaba especializada en cuentos infantiles".
Otro personaje histórico que también existió y que ha quedado en nuestro acervo popular es María Castaña. Concretamente, fue una gallega que encabezó una protesta contra el obispado de Lugo por el siglo XIV, motivo por el cual cuando queremos referirnos a algo muy antiguo decimos eso de "en tiempos de Mari Castaña".
La siguiente expresión es la célebre "a buenas horas mangas verdes". Isabel La Católica creó la primera policía de España en el siglo XV, que se llamaba la Santa Hermandad y las mangas de su uniforme eran de color verde. Como vemos en el vídeo, eran tan lentos e incompetentes que cuando llegaban al lugar del suceso el criminal ya estaba a kilómetros de distancia, de ahí lo de "a buenas horas mandas verdes".
Vamos con una de geografía, ¿sabes dónde esta Babia? El municipio existe y se encuentra en la provincia de León. En la edad media era el lugar al que los reyes iban a desconectar y a cazar, y en más de una ocasión los cortesanos quisieron consultar algo al monarca de turno, pero no pudieron encontrarlo porque estaba, efectivamente, en Babia. De ahí viene que la expresión sea sinónimo de no enterarse de lo que ocurre a tu alrededor.
Y la última, "cortar el bacalao". Según el vídeo, "en el siglo XVI en España comenzó a popularizarse el consumo de bacalao porque era fácil comprarlo y sobre todo trasladarlo, ya que como iba salado y de secado se conservaba mucho tiempo sin echarse a perder". Por eso era común enviarlo a las colonias españolas donde los capataces eran los encargados de cortar y repartir el bacalao con el que se alimentaban los esclavos. De ahí que el que manda y toma las decisiones sea el que corta el bacalao.