Laura lleva 12 años en España. Llegó engañada. Tras perder su trabajo en Brasil, una red de tráfico de personas la captó debido a su vulnerabilidad: necesitaba con urgencia dinero para poder costearse los años de Universidad que le quedaban para licenciarse en Derecho. Venía, supuestamente, “a cuidar niños y limpiar casas”, pero a los días de aterrizar se topó con la realidad. “Vosotras habéis venido a ejercer la prostitución. Y si no os sometéis iremos a por vuestra familia”, recuerda que le dijeron.
A partir de ahí, un calvario que duró años. Varias semanas en un club hasta que se convertía en “carne vieja” y era trasladada a otro. Noches a la intemperie “generando dinero, que no ganándolo” con sonrisas hipócritas y cadenas invisibles. Y drogas y alcohol para soportar el ser sometida a la prostitución, que para ella “no es el oficio más antiguo del mundo”. “La profesión más vieja es el mirar hacia otro lado”.
Con esa premisa, la de no dar la espalda a la lacra de la trata de personas, EL ESPAÑOL ha organizado en colaboración con la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (APRAMP) y el apoyo de Carlos Mattos, empresario y accionista de este diario, una mesa redonda para luchar contra la tráfico de personas con fines de explotación sexual. Desde este diario se ha querido hacer visible un problema que según la ONU afecta a millones de víctimas en todo el mundo y que sólo en España mueve 8,3 millones de euros al día.
Por ello, las víctimas han pedido, en boca de la “ superviviente” Laura, una ley integral que se tramite “con urgencia”, que castigue el delito y que proteja a la víctima.
Víctimas como las que se encuentran a escasos metros de donde se ha desarrollado el evento, en la madrileña calle de Montera. “No están ahí porque quieren, están ahí obligadas. Basta ya de tanta hipocresía”, han denunciado al unísono los ponentes del coloquio, que ha sido abierto por el director de EL ESPAÑOL, Pedro J. Ramírez.
Ramírez ha calificado de “pesadilla” la trata de personas con fines de explotación sexual y ha pedido no quedarse “en el escaparate de las cosas” porque son muchos los pasos pendientes para erradicar este problema. Se ha referido así a la libertad negativa, “nadie puede obligar a hacer lo que no quieres hacer”.
"La esclavitud sigue existiendo"
Por su parte, Cruz Sánchez de Lara, abogada y consejera de este diario, ha explicado que detrás de cada sonrisa obligada y entre copas y ocio hay “esclavitud”: “Sí, sigue existiendo” en nuestros días. Está, tal y como ha analizado, en “mujeres sometidas”, en jóvenes que “no son prostitutas, sino mujeres prostituidas”.
Con ellas trabaja directamente Rocío Nieto, presidenta de APRAMP, una asociación que, según ha relatado, nació "para sensibilizar y concienciar” sobre la trata. “En las calles hay mujeres que pagan 50 euros por estar en una esquina, chicas que hacen entre 10 y 15 servicios la noche, que pueden aportar a ‘sus amos’ hasta 1.500 euros y, cuando se ponen enfermas, se les descuenta del mínimo que perciben”.
Nieto ha pedido “alternativas reales” para dar salida a las víctimas. Considera que es “muy difícil” buscar trabajo para ellas por el rechazo que genera en la sociedad su pasado. Para evitar este rechazo, trabaja día a día APRAMP, que cuenta con una “unidad de rescate” formada por 12 mujeres “supervivientes de la trata”, que “saben cómo dirigirse a las que están en la calle”. “Hacen más de 200 contactos diarios”, ha informado Nieto en el evento que se ha desarrollado en el Hotel Iberostar Las Letras Gran Vía.
También ha tomado la palabra José Nieto, inspector jefe de la Policía Nacional, quien ha pedido “visibilizar el delito”: “Detrás de las luces y de las copas, existe la esclavitud, un delito invisible porque se confunde ocio con negocio”.
El inspector Nieto ha reprochado que en la actualidad la prostitución no es identificada por la sociedad como un acto de obligación, de sometimiento. “La gente está ahí porque quiere”, dice que escucha reiteradamente. En su opinión, esta visión cambiará en el momento en el que “capten a alguien cercano a nosotros” y según han informado, eso ya está sucediendo en nuestro país: “Ahí será cuando nos miremos al ombligo”. “El no ser cómplice contra la trata es una labor de todos”, ha apostillado.
“La trata no es un problema, es un delito"
En la misma línea, la directora y guionista de ‘Chicas Nuevas 24 horas’, Mabel Lozano, ha expresado que la trata "no es un problema, es un delito de vulneración de derechos humanos” y ha puesto en valor la labor del cine, como herramienta transformadora.
“Lo más importante es construir a seres humanos. Todo el mundo sabe lo que es la trata, pero siempre desde un mismo enfoque, el morbo, el amarillismo”, se ha lamentado Lozano, quien ha contado durante la mesa redonda cómo conoció a una chica de origen ruso que tras ser captada 800 hombres pagaron por sus servicios en tan sólo dos meses.
Para Lozano, autora de documentales que han servido como elementos de formación en la materia, una de las claves para luchar contra este delito es educar desde unas edades tempranas, antes de que se asocie la prostitución al entretenimiento.
Por último, la fiscal delegada de Extranjería en Madrid, Beatriz Sánchez, ha explicado los problemas a los que se enfrenta el Estado a la hora de investigar este delito, “la actividad que mayor beneficio genera después del tráfico de armas”.
“Hay países que prestan una gran colaboración, sobre todos los que forman parte de la Unión Europea, pero en otros como Nigeria o China, la colaboración es prácticamente inexistente”, ha dicho.
Por ello, ha reclamado una “necesaria cooperación internacional”: “Podemos acabar con el tentáculo del pulpo que está aquí en España, pero sin la colaboración fuera de nuestras fronteras es imposible acabar con la cabeza”.
“Se trata de organizaciones muy bien articuladas que asumen los distintos procesos de los viajes forzados. Si ellos están organizados, nosotros debemos estarlo también”, ha reclamado.