Pepe Barahona Fernando Ruso

Julio recuerda cómo se sintió la primera vez que cerró tras de sí las puertas de su primera clase. Delante de él, una veintena de alumnos esperaban sus enseñanzas. Llevaba años recorriendo un tortuoso camino lleno de trabas hasta que se hizo con su primera sustitución. “En los primeros cinco minutos delante de los chicos se me vino a la cabeza todo el esfuerzo que había realizado para cumplir el sueño de ser maestro”, narra. “No conseguía quitarme la sonrisa de oreja a oreja”, detalla. La piel se le eriza al contarlo. Pero su gozo ha durado poco, apenas tres años. En septiembre irá al paro, su lugar lo ocupará un maestro de Francés. Algunos sin experiencia como docente en Primaria o sin tan siquiera haber opositado. La implantación del segundo idioma en Andalucía deja en la calle a más de mil interinos que ya han iniciado sus protestas.

Las delegaciones de Educación en las ocho provincias andaluzas se han convertido en la mañana de este lunes en un hervidero de interinos. Muchos han visto enturbiadas sus vacaciones con el reparto provisional de destinos para el próximo curso que se hacía público este pasado fin de semana. Al verlas más de uno se ha echado las manos a la cabeza. Algo no cuadraba. Maestros sustitutos con años de experiencia y con, por lo general, vacantes asignadas durante años anteriores, han visto como en el próximo curso se quedan fuera del reparto.

“La Junta dice que la implantación del segundo idioma –Francés, después del Inglés– se haría a coste cero”, explica Julio López Mora, maestro interino. “A coste cero económicamente hablando, pero sin pensar en el coste humano que tiene para las familias afectadas o en cómo el modelo afecta a la calidad de la educación en las aulas”, añade.

“¿A ver qué hago yo ahora?”

Julio López, extrabajador de Delphi y actualmente profesor interino en Andalucía, junto con su familia. Fernando Ruso

En su caso, accedió a la interinidad en las oposiciones de 2013 después de presentarse, y aprobar sin plaza, en seis ocasiones. “Diez años de mi vida, sin contar el tiempo de la carrera”, detalla este docente de 42 años, casado con una maestra, que todavía no ha logrado ingresar en la bolsa de interinos, y padre de un hijo de diez meses. “¿A ver qué hago yo ahora?”, se pregunta.

Para la mayoría de los docentes, la interinidad es el paso previo a la plaza. La forma con la que conseguir experiencia y puntos que ayuden a adquirir el puesto de funcionario. Un estatus privilegiado, similar al maestro con plaza, al que poco le afecta la incertidumbre, más allá de renovar el destino anualmente o, en los casos con menos experiencia, recorrer distintos municipios realizando sustituciones.

“Tenías una seguridad y estabilidad laboral”, explica. Estatus que han perdido de la noche a la mañana por una decisión de la Consejería de Educación. “Sabemos que el segundo idioma llegará a las aulas, pero no a costa de destrozar familias”, critica. Su mujer trabaja de fija discontinua en un comedor escolar y su sueldo apenas asciende a los 200 euros. “Ahora vuelta a empezar”, lamenta.

No es la primera vez que Julio ve tambalearse su estabilidad laboral. En su día se vio afectado por el cierre de Delphi, trabajo que le sirvió para costearse los estudios de Magisterio y la licenciatura en Psicopedagogía. “Me levantaba a las cinco de la mañana para irme a trabajar, y por las tardes me iba a la facultad”, detalla. “¡La de cabezazos que pegaba! Pero lo hacía por vocación”, apostilla.

Alegaciones en las ocho provincias

Este lunes comentaba con sus compañeros la situación en la Delegación de Educación en Cádiz, donde un buen número de interinos han ido presentado sus alegaciones a la adjudicación provisional para el próximo curso. La cita se ha repetido en el resto de delegaciones. La más numerosa, en Sevilla, donde más de doscientas personas hacía cola para registrar su disconformidad.

Alegaciones presentadas por los docentes andaluces a la resolución de plazas Fernando Ruso

El ambiente se ha movido entre la desolación y la lucha. Los portavoces de los afectados, unas 14.130 docentes integrantes de las tres bolsas delas especialidades de Educación Física, Primaria e Infantil, ya han anunciado que convocarán una manifestación para el próximo 4 de agosto en el caso de que la Junta de Andalucía desoiga las reclamaciones.

En ellas se pide que “se habiliten los cauces necesarios para el perfeccionamiento en la enseñanza de una lengua extranjera a los miembros de las bolsas vigentes sin que sea necesario recurrir a personal sin la experiencia mínima a través de las bolsas extraordinarias”, entre otras alegaciones. También “que se provea a los centros educativos de la Comunidad Andaluza con los docentes, con experiencia docente, habilitados para impartir las áreas en las que sean competente para la mejora del Sistema Educativo Público”.

SUSTITUTOS SIN EXPERIENCIA

En muchos de los centros, los maestros de Francés sin experiencia docente deberán impartir asignaturas que corresponden a los docentes de Primaria, “lo que redunda en la calidad de la enseñanza”, denuncia Teresa Pozuelo, que suma seis años y pocos meses como interina. “En todos los centros saldrá un profesor de Primaria para la incorporación de uno de Francés”, detalla. “Hablamos de personal recién incorporado, en algunos casos sin haber pasado unas oposiciones, que dará materias sustituyendo a profesores con mucha experiencia”, critica.

Teresa Pozuelo, 39 años. Profesora interina de educación primaria. Fernando Ruso

De hecho, la escasez de maestros de Francés ha provocado que se vacíe la bolsa extraordinaria de esta especialidad, por lo que para atender a la demanda de docentes la Junta ha admitido a aquellos que acrediten el nivel de B2 del idioma y el título de Magisterio. Y muchos han llegado a Andalucía desde otras comunidades autónomas. “Ha hecho efecto llamada”, lamenta Julio, que ve cómo muchos aspirantes han tomado un atajo hasta adelantarlo para conseguir la vacante.

En otros casos, estos maestros especializados disfrutarán de más privilegios que los interinos de Primaria que llevan años acumulando experiencia y puntos que los hagan ascender en la bolsa. “No me parece justo que personas sin servicio tengan una vacante cerca de casa y yo tenga que hacerme kilómetros. Sobre todo porque van a dar mis áreas, no solo Francés”, denuncia Teresa, que se plantea renunciar a su destino, situado a dos horas de su casa.

Le han asignado La Línea de la Concepción y ella vive en San Fernando, ambas localidades de la provincia de Cádiz. Está casada con un militar que pasa largas temporadas fuera de casa y tiene tres hijos de cuatro, nueve y once años. “¿Cómo voy a poder llevarlos al colegio?”, se pregunta. “¿Es que en la Junta nadie piensa en la conciliación?”, añade Teresa que se debate entre contratar a alguien que trabaje en su casa o una reducción en la jornada de su marido. Su renuncia a la plaza llevaría aparejada una pérdida de tiempo de servicio y la correspondiente pérdida de prestación por desempleo.

“Soluciones hay, pero tiene un mayor coste para Administración”, concreta Teresa. “La opción sería que ellos fuesen itinerantes y nosotros mantengamos las tutorías, pero eso es más caro”, argumenta. “Y ellos no nos miran como personas, nos miran como números”, lamenta.

“Seguramente lo tendré que coger pero es una paliza”, asegura. “Empezaré yendo y viniendo a La Línea”, baraja. Resopla. “Y pasar algunas noches los días que tenga exclusiva”, agrega. Vuelve a resoplar.

A LA ESPERA DE LOS DESTINOS DEFINITIVOS

Pasadas las horas los afectados hacen cábalas con el futuro a la espera de que la Junta haga pública los destinos definitivos. “Puede que nos estemos adelantando a un problema que todavía no ha llegado”, se plantea Nuria Fernández, interina con cuatro años de servicio de Los Barrios (Cádiz). Acude a la Delegación de Educación de Cádiz junto a su marido, bombero, y sus dos hijas.

Colas de interinos en la Delegación de Educación de Cádiz para presentar alegaciones ante los nuevos destinos Fernando Ruso

Ella se aferra a la ampliación del número de vacantes que todavía deberá repartir la Consejería. Pero la balanza puede inclinarse a su favor o, como se rumorea, ir a parar a la bolsa extraordinaria de Francés. En su caso, después de dos años en el mismo centro de Algeciras, dando clase a los mismos alumnos, este año confiaba en repetir el destino. “Tenía prácticamente la misma clase”, estima. De ahí que cuando vio que se quedaba sin vacante se mostrara incrédula. Ahora, la que fuera su plaza los últimos dos años, está ya ocupada por otro docente.

“La culpa no la tienen los maestros de Francés”, esgrime Nuria. “La culpa la tiene la Administración que quiere recortar y lo hace metiendo maestros de francés a los que se le da la tutoría a costa de los docentes de Primaria”, argumenta, que reclama “al menos el mismo número de vacantes que el año pasado”, las correspondientes a las jubilaciones que no se han repuesto con las oposiciones.

La decisión de la Consejería de Educación ha llevado a Pepe Ruiz, un docente de Lebrija (Sevilla) con tres años de experiencia, a buscar cursos intensivos de Francés con los que obtener la certificación necesaria para ingresar en la bolsa extraordinaria. Es pesimista. “¿Qué puedo tardar? ¿Uno? ¿Dos años? Para cuando lo tenga ya me habrán vuelto a adelantar muchos en la bolsa de Francés; y eso si la bolsa abre, que puede abrir o no”, esgrime. Lleva todo el fin de semana rumiando la noticia, con el teléfono móvil en la mano. Leyendo y releyendo los miles de mensajes que le llegaban de compañeros y amigos que ha granjeado a lo largo de su carrera docente.

“Cuando vi el reparto de vacantes lo supe: Susana Díaz nos pone en la calle para contratar a maestros de francés y no nos ofrece ni los medios ni el tiempo necesario como para formarnos en un nuevo idioma”

“En poco tiempo llegué a la conclusión de que quizás no pueda volver a ejercer de maestro”, lamenta el docente, que en septiembre –si todo sale como espera– tendrá en su poder el B2 de Inglés. “Quieren a maestros preparados en idiomas”, reseña. “Y esta es una forma de reciclar la plantilla”, argumenta. “Cuando vi el reparto de vacantes lo supe: Susana Díaz nos pone en la calle para contratar a maestros de francés y no nos ofrece ni los medios ni el tiempo necesario como para formarnos en un nuevo idioma”, sintetiza. Y desde entonces hace cábalas.

“Este año son mil los afectados, porque las vacantes se convertirán en sustituciones y los aspirantes, que según lo esperado conseguirían este año la interinidad, se quedarán sin trabajar”, expone. “El problema empeorará el año que viene, cuando la Junta convoque oposiciones y oferte más plazas de Francés que de Primaria”, sospecha. “Poco a poco –sentencia con gesto adusto– desaparecerá el profesor de Primaria en beneficio de otros que sepan idiomas”.