Beatriz Yubero se siente “aturdida” después de todo un día atendiendo las llamadas de los medios de comunicación. La periodista, involuntariamente, se encuentra esta vez en el foco de la noticia después de que Turquía la haya deportado acusada de “terrorismo”, pese a que ella defiende que se ha tratado de “un malentendido” o “una denuncia malintencionada”. Tras dos años estudiando y trabajando en el país gobernado por Erdogan, se encuentra en Madrid a la espera de que se “aclare” el lío para poder volver: “Quedó claro que yo no tengo ningún vínculo con el terrorismo”.
Yubero lleva dos años viviendo en Ankara gracias a una beca del gobierno turco que le permite cursar su tesis doctoral en la Universidad de la capital del país. Pero el 22 de julio, siete días después del intento golpista, le cancelaron la ayuda al estudio. “Me informé en ese momento si podía seguir en Turquía para terminar las dos asignaturas que me quedan costeándolas yo”, explica la periodista a EL ESPAÑOL.
Todo en orden hasta el 7 de agosto, cuando varios agentes de Policía entraron en su casa para registrarla sin su presencia y sin ningún tipo requerimiento. En su domicilio se encontraba su compañero, también periodista, quien le informó de lo sucedido. Inmediatamente después de conocer el registro se dirigió a la Embajada española en Ankara y allí no encontró ninguna explicación. Ante esa falta de argumentos decidió cancelar sus vacaciones que tenía programadas: “No quería que pareciese que yo estaba huyendo de nadie”.
Directa a "la oficina del terror"
No pasaron ni 24 horas cuando el timbre de su casa volvió a sonar. De nuevo eran varios policías. Esta vez, con ella ya en casa, sí se la llevaron del domicilio. Le explicaron -escuetamente- que eran de la oficina de antiterrorismo y que la trasladaban a un pabellón deportivo convertido en una oficina para interrogar a sospechosos de terrorismo. Ella era una más. “La llaman la oficina del terror”, afirma Yubero.
Entre aquellas paredes tuvo que soportar un largo interrogatorio. Qué hacía con su beca, si tenía relación con algún grupo terrorista o si era cristiana o musulmana fueron algunas de las cuestiones que tuvo que responder la periodista que trabaja como freelance para varios medios españoles. Es a las siete de la tarde cuando le dicen que “está limpia, que no tiene vínculos terroristas” y la trasladan a Inmigración. “A esa hora me quedaba en el país”, recuerda a este medio Yubero.
“Lo que no sabía es que en esos momentos la orden de expulsión ya estaba firmada”, explica la periodista. Se enteró en la sede de Inmigración de que tenía que abandonar Turquía, no sin antes volver a la “oficina del terror”. Allí, siempre según su versión, le hicieron firmar una orden en la que se especificaba que era una salida “voluntaria del país” y que era considerada “un peligro para Turquía”. “Me amenazaron con enviarme a un campo en la frontera con Siria y desde allí deportarme si no firmaba la orden. Lo hice por la presión”, reconoce.
Pasó la noche en Extranjería con la promesa de que una vez en España podría reclamar la decisión tomada por el Gobierno turco. “A las nueve de la mañana vinieron tres policías y un conductor y me condujeron hasta el aeropuerto de Estambul. Y me deportaron sin ningún tipo de pasaporte”.
"Quiero volver, yo tengo allí mi vida"
“No tengo ni una orden de deportación ni nada. He salido del país sin ningún tipo de documento: ni sello en el pasaporte”, dice la periodista, quien explica que en estos momentos está intentando averiguar “qué ha pasado” para volver cuanto antes de nuevo a Turquía: “Quiero volver, yo tengo allí mi vida”.
Según su versión, “nada” tiene de cierto que haya su deportación se haya producido por los tuits que fue publicando durante la intentona de golpe de Estado que vivió Erdogan el pasado 15 de julio: “No me posicioné, no soy muy crítica con el Gobierno. Me limité a traducir muchos mensajes institucionales al español. Nada más”.
Fuentes de Exteriores indicaron a Efe que la embajada española en Ankara han hecho gestiones desde el primer momento e incluso ha pedido explicaciones sobre lo que estaba ocurriendo. También ha estado en contacto continuo con la periodista y se han efectuado gestiones con la embajada turca en Madrid para intentar regular la situación.