Ansiedad, tristeza, miedo, aislamiento, autolesiones o incluso intentos de suicidio. Estas son sólo algunos de los problemas a los que tienen que hacer frente los estudiantes que son víctimas del acoso escolar a través de las nuevas tecnologías y las redes sociales: el ciberbullying. En España, esta lacra supone ya uno de cada cuatro casos de acoso entre alumnos que afecta de manera muy desigual entre chicos y chicas, ya que siete de cada diez víctimas son ellas.

La Fundación ANAR, en su trabajo diario de defensa y promoción de los derechos de niños y adolescentes en situación de riesgo, ha realizado -junto a Fundación Mutua Madrileña-  una radiografía del ciberacoso basada en los testimonios de las víctimas bajo el nombre de Estudio sobre ciberbullying según los afectados.

De este informe se extraen conclusiones alarmantes como que el 70% de las víctimas de ciberbullying son chicas. Es decir, por cada varón que sufre ciberacoso existen 2,4 féminas en el mismo calvario. Esta desigualdad cobra mayor relevancia si se tienen en cuenta estadísticas anteriores sobre el fenónemo en general en las que el porcentaje de afectados por sexo era mucho más equilibrado: 47% mujeres frente a un 53% de varones.

En basa a las llamadas de auxilio -ANAR ha identificado y seguido 1.363 casos de bullying- la Fundación concluye que el ciberbullying representa ya uno de cada cuatro casos de acoso escolar. Esta proporción aumenta con la edad, de forma que a partir de los 13 años, el 36,5% de los casos de acoso (más de uno de cada tres) son por ciberacoso. “El número de llamadas atendidas en los tres últimos años nos da una idea de la gravedad del problema, que sigue en ascenso”, ha señalado Benjamín Ballesteros, director de Programas de ANAR.

El 81% de los acosadores utiliza WhatsApp

La edad de inicio del ciberacoso es de 13,6 años, una edad media superior a la del acoso escolar en general (11,6 años), “probablemente”, apuntan los autores del estudio, relacionado “con el momento de acceso de los más jóvenes a las tecnologías”. Mientras, la agresión más habitual suele ser el insulto (81%), aunque también hay amenazas en el 37% de casos y, en menor medida, difusión de rumores (11%).

En cuanto al arma del acoso, el teléfono móvil es la herramienta más habitual para acosar telemáticamente y, dentro de este medio, el WhatsApp es la aplicación más utilizada (81% de los afectados). El acoso a través de redes sociales lo padece una tercera parte de la casuística, 36,2%.

El hostigamiento es diario para un 71,8% de las víctimas, algo que puede explicarse “en parte por el fácil acceso a las tecnologías y las posibilidades que proporcionan”. Como ocurre con el acoso escolar presencial, los ataques suelen prolongarse en el tiempo y un 38,1% de los casos analizados llevaba más de un año con esta situación y otro 40,7% entre un mes y un año, según el estudio.

La mayoría  de las víctimas de ciberacoso son de nacionalidad española y proceden de familias convencionales (esto es, padre, madre y hermanos) y sin problemas económicos en el 86% de los casos.

Mismo centro y en grupo

Los ciberacosadores pertenecen en la gran mayoría de las ocasiones al mismo centro escolar que la víctima y actúan en grupo (de entre 2 y 5 personas) del mismo sexo que la víctima en la mayor parte de las ocasiones, en menor medida mixtos. Como sus víctimas, suelen ser adolescentes (87% de las veces) y les mueve la agresividad o la venganza.

¿Y en qué se traduce este acoso?  La agresión pasa factura a quienes la padecen y el 92% de las víctimas sufre algún tipo de secuela psicológica, siendo la ansiedad la más frecuente, seguida de la tristeza, soledad y baja autoestima. Un 10% de las víctimas ha tenido conductas autolesivas, pensamientos suicidas e incluso intentos de acabar con su vida como forma de huir y acabar con la situación.

De todos los casos analizados, un 30,6% se considera de “alta gravedad” porque va unido a acciones físicas de acoso y agresión (golpes, patadas…), y se prolonga más allá de un año, su frecuencia es diaria y, con el tiempo, se ha ido incrementando y haciendo más violento.

Se cuenta y se actúa más

Al igual que con el acoso escolar, las víctimas de ciberbullying solo piden ayuda a los adultos cuando su situación se prolonga en el tiempo más allá de un curso escolar. Los padres suelen ser las personas a los que los chicos confían su problema y lo hacen con mayor frecuencia (81,3%) que las víctimas de otros tipos de acoso en la escuela (62,1%).

También es más habitual, con respecto a los casos de acoso físico, que los profesores que conocen un caso de ciberbullying tomen medidas. El 75% de los docentes que fue informado tomó algún tipo de medida para sancionar a los acosadores, mientras que el porcentaje de actuación de los profesores en otros tipos de abuso es del (59,2%). Pero estas medidas no fueron consideradas satisfactorias por parte de las víctimas y sus familias en la mayoría de los casos: el 74,2% de los casos de acoso escolar y el 59,3% de los casos de ciberacoso.

A la luz de estos datos, las fundaciones Mutua Madrileña y ANAR consideran esencial la adopción de un Protocolo de Actuación Unificado para toda España en la que se contemplen las medidas que deben adoptar los Centros Escolares.

“Este estudio nos ayuda a comprender la realidad de un problema creciente, el ciberacoso, y a tomar decisiones para acabar con él. Con la campaña #NoBullying, que hemos puesto en marcha en la Fundación Mutua junto a la Fundación ANAR, y a la que recientemente se ha sumado la Fundación Deporte Joven, organismo dependiente del Consejo Superior de Deportes (CSD), pretendemos combatir la lacra social que supone el acoso escolar en todas sus formas“,  ha señalado Lorenzo Cooklin, director general de la Fundación Mutua Madrileña.

ANAR pide acabar con el ciberacoso: #NoBullying

Las fundaciones Mutua Madrileña y ANAR pusieron en marcha en 2016 la campaña #NoBullying. Acabar con el bullying comienza en ti que se desarrolla en centros escolares, redes sociales y a nivel institucional y de análisis de datos.

En los centros escolares, los psicólogos realizan sesiones interactivas en grupo con las que tratan de involucrar y conseguir el compromiso de niños y jóvenes contra el acoso escolar, apoyándose  para ello en vídeos, juegos de rol, etc.

Tu silencio ante el bullying te transforma en cómplice.

Además, se ha proporcionado al profesorado una Guía con recursos específicos que faciliten la prevención del acoso. Este manual, disponible en www.acabemosconelbullying.com, les orienta para seguir trabajando el tema con los alumnos y para tomar decisiones cuando detecten un caso de bullying entre los chavales. Los alumnos también reciben, por su parte, información por escrito sobre qué hacer y dónde pedir ayuda en caso de que causen, sufran o presencien bullying.

La iniciativa en colegios va reforzada con una campaña en redes sociales (#NoBullying), que hace hincapié en la figura del “espectador”; es decir, aquel chico o chica que con sus risas o con su silencio apoyan sin pretenderlo al acosador y se convierten en cómplices sin quererlo, facilitando que la situación perdure.