Aunque se hable de recuperación económica, el hambre y la pobreza se mantienen estables. Así lo constatan desde la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL) que, según aseguran y a falta de datos oficiales del balance anual, los datos de reparto de alimentos no descenderá significativamente este año.
“Los problemas siguen ahí más allá de las cifras”, dice Ángel Franco, portavoz de la federación. “Hay una parte de la sociedad que se ha quedado descolgada”, de ahí que se den casos como el de la cola de cientos de personas en Valencia para recoger alimentos, sostiene.
Los Bancos de Alimentos integrados en FESBAL (56 en toda España) repartieron comida el pasado año para 1,57 millones de personas. La cifra de beneficiarios fue de 1,66 millones el año anterior. Al cierre de 2016, Franco estima que los datos serán parecidos a los del año anterior. “El hambre y la pobreza está estabilizada”, dice. Los datos, en todo caso, duplican los registrados antes de la crisis.
El 22% de los hogares, en riesgo
Los años de crisis han dejado a un 22% de los hogares españoles en riesgo de crisis y un 13,7% asegura tener muchas dificultades para llegar a fin de mes. Son los datos que arroja el Instituto Nacional de Estadística. En Valencia, estos porcentajes suben.
Desde la Federación de Bancos de Alimentos apuntan, no obstante, que el caso de la multitudinaria cola que se registró en Valencia en víspera de Nochebuena no tiene nada que ver con ellos porque tienen prohibido repartir directamente a particulares: la distribución se hace entre organizaciones locales que trabajan con los servicios sociales y son ellos los que reparten a las familias. El control es absoluto para evitar casos de picaresca. El caso del Banco Solidario de Alimentos de Valencia (Banco de Acción Solidaria) es una excepción ajena a la red nacional, pero reflejo de que la necesidad continúa.
El Ayuntamiento de Valencia retiró la subvención a esta organización (de 85.000 euros anuales) porque la mayor parte iba destinada a sueldos y para poner fin a las denominadas “colas de la vergüenza”. Desde que se propusieron acabar con ellas, el consistorio ha recibido un 30% más de peticiones de ayudas para pagar los recibos de agua, luz y alimentos. Se ha pasado de 4.191 solicitudes en el primer semestre de 2015 a 6.277 en el mismo periodo de este año.
"Si hacen cola es porque hay necesidad"
La Casa de la Caridad de Valencia, que el pasado año notó un ligero descenso de las raciones de comida atribuido a la incipiente recuperación económica, también asegura que este año los datos se han estancado. “Pero ahora estamos detectando que la gente se queda más tiempo, hay personas que llevan viniendo aquí tres años, la situación se ha cronificado y la cola de Valencia es un reflejo de la pobreza, si van es porque hay necesidad”, aseguran desde la entidad.
El informe de perspectivas 2016 de la Fundación Foessa ya advertía en su introducción de que la situación de la pobreza en España, tras años de recesión, iba a contar con una ligera reducción de la pobreza y de la exclusión social, pero también que ese descenso iba a tener una escasa incidencia. “La reducción de la pobreza en periodos de crecimiento no compensa el aumento de la misma en los periodos recesivos”, decía el informe.
Tanto los Bancos de Alimentos como Casa Caridad de Valencia siguen atendiendo al doble de personas que antes del golpe de la crisis económica. El problema, decía la introducción del informe, es que no se está desarrollando el “impulso reformista” necesario para revertir la situación.
Déficit de productos para repartir
Desde el consistorio que dirige Joan Ribó (Compromís) reiteran que la retirada de la ayuda al Banco Solidario de Alimentos tiene que ver con un cambio de concepción en la asistencia social. “No puede ser que las colas estén financiadas por el Ayuntamiento”, apuntan. Ahora, explican, los casos son tratados de forma individual y con una atención integral.
En una reciente jornada sobre el cambio de modelo de servicios sociales de la Comunidad Valenciana se constató el aumento de las ayudas autonómicas. Si en 2014 se concedieron 15.000 rentas garantizadas de ciudadanía (una ayuda económica mensual) con un presupuesto de 23 millones de euros, en los primeros diez meses de este año ya se han concedido 17.600 rentas y el presupuesto ha ascendido a 38 millones. A pesar de ello, en estas jornadas se evidenció que solo el 3,30% de los hogares valencianos que están bajo el nivel de pobreza se benefician de esta renta mínima.
En FEBAL apuntan que los Bancos de Alimentos se encuentran con un déficit de productos para repartir entre las personas desfavorecidas. De ahí que hagan acciones como la Gran Recogida que tuvo lugar el pasado mes de noviembre. El objetivo de la Federación es llegar a la cifra de los 100 kilos por persona y año que se distribuían en los primeros años de la crisis.